5/9/07

Cinco meses, entonces


Cinco meses de esta imagen que llenó las páginas de diarios nacionales y del exterior. Unas horas después ya habíamos saltado a la calle a laburar muy exaltados, con el quilombo en toda la provincia y mucho material para escribir. Un número tremendo de gente en la calle, la vida cotidiana congelada; la ciudad capital estaba fuera de todo cálculo y se vivía un clima radical.

Mal que le pese a algunos, hay siempre una fragua absurda que hace que ciertas cosas recuperen su equilibrio. Sobisch, candidato presidencial. Otra vez crisis en Salud. Y la primavera en el medio, borrándolo todo, casi.

No sé muy bien qué se dice. La política de la memoria (la misma –o en la misma sintonía- que aquella del “No se olviden de Cabezas”) a veces viene en envase viejo. En el minúsculo reducto de mis sentimientos, más allá de todo análisis político con pretensiones de sensatez y universalidad, algo me queda fuera. Algo no queda cubierto por los reclamos de justicia, por la imagen del maestro que se repite una y otra vez, por la misma retórica, la angustia impostada por respeto a vaya a saber qué.

No sé si pasará en todos los lugares, o en todos los ámbitos, pero acá en Neuquén (con un largo e intenso historial de conflictividad, por lo menos desde el 95 en adelante) toda la gente corre a la otra gente por izquierda o por derecha. Y ahora pienso que eso es lo más fácil. O el lugar menos sensible, por lo menos. Se acude al prolijo repertorio de emociones colectivas y se echa a dormir una siesta; se repite la desgastada lectura política de buenos y malos. ¿Acaso no será ese el verdadero motor de la historia? ¿Para qué entonces la filosofía y el resto de las cosas?

Todo esto me explota, sin tratar siquiera de ser claro en el pensamiento que voy trazando. El discurso de la memoria, se trataba de algo sobre eso.

Algo en eso es asfixiante.

4 %:

Anónimo dijo...

¿para qué? ¿hacia dónde? ¿y después qué?

Anónimo dijo...

a)Para que la tortilla se dé vuelta.
b)Hasta la victoria siempre.
c)Vivir, con los signos vitales al mango y sin tanto garca.

El tiempo nos apremia. Hay preguntas que no tienen respuestas más allá del compromiso y el convencimiento. Se asume una verdad y se la llena de sentido.

Anónimo dijo...

Esa última frase la destroza.

Anónimo dijo...

muy buena tu página

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Brazo Armado

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