24/12/10

Buenos deseos

Yo sé que nadie lo va a ver, pero feliz navidad a todos los playeros del país y al resto de los trabajadores que no duermen para que otros festejen pensando en que después de todo sus vidas no andan tan mal como pensaban. Quiero aprovechar para saludar a mis amigos que están lejos, y por eso mismo tampoco verán esto pero están todos en mis pensamientos ahora mismo: Morten perdido en la tierra de Hamlet; Héctor remando su pedo tranqui por el Río Negro; Aringoli todavía creo con sus camperas de jeans en el placard; los marxistas ortodoxos de la calle Moreno (General Roca) y el resto de los chinos quemados por la ideología del miméografo; los pibes de Neuquén que esta noche se pegarán su buen pedo y van a abrazarse a las 6 de la matina en la casa del Pacha como hicimos siempre pero hace diez años; Titi con su piel fina para los asuntos de sentir y pensar; mis hermanos Juan y Luis que van por un chivo descomunal mirando las estrellas al lado de la montaña; mi hermano Pelado que es un hijo de mil putas y lo adoramos como a un santo; los amigos nuevos que andan dando vueltas por una ciudad sin luz o simplemente por ahí; Pía, Coni y las guitarras alternativas; Santi rocket y su familia que me han prestado con generosidad un alero de su corazón para descansar cada vez que estuve un poco ido; Gonzo, Bombo y El Oficinista, roadies y propagandistas del bardo; toda la gente que me alojó en Buenos Aires durante estos años de búsqueda (Ariel -te juro alguna vez Venceremos-, los pibes de Honorio, los bailarines, Hernán y Cotorra) y miles de amigos más que no me llegan ahora al recuerdo pero que están conmigo sin duda, junto a los libros y los temas de los Clash y Mark Lanegan que me acompañan esta tarde con una birra en la mano, como debe ser, pensando en las grandes cosas que vienen y que me hacen pensar en Jesús, un chico como nosotros que un día quiso caminar sobre el agua y compartir un trago con los demás en amistad y sin odio. Los quiero a todos, ojalá que podamos vernos pronto en algún bar o en algún terrenito con vista al río, así nadamos un poco y pensamos que todavía tenemos cosas en común para charlar y entregar de onda. Han sido años maravillosos, grandes quilombos y simpatías con la galaxia, no quiero decir que no la hayamos pasado duro pero así parece que funciona. Para el año que viene voy a tratar de vivir más ligero y respirar dándome cuenta de que respiro. Cosas muy simples para no olvidarlas cuando me levanto y beso a mi mujer. Si leen esto les deseo lo mejor, si no han hecho mal a nadie entonces todo va a salir bien. Respeto para todos, cariño y empuje.

Hasta la próxima.

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La Fuerza está conmigo

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Brazo Armado