28/11/06

Una polilla en un Chevallier


Como es habitual una vez por semana, anoche el Chevallier paró en General Acha para permitir que los pasajeros bajen a cenar "a cargo de la empresa", según reza el desgraciado credo que la compañía les hace repetir a los choferes, siempre gordos y maldormidos.

El pelotón de viajeros se sentó en las mesas a cenar una comida intrascendente, hecha con fastidio: se notaba en el sabor y en la manera en que los pasajeros encarábamos los platos, mirándonos los unos a los otros, no resueltos del todo a comenzar tan extraño ritual en medio de tantos desconocidos.

La cosa fue rápida y enseguida estábamos de vuelta arriba. De repente, mientras el colectivo hacía marcha atrás para reemprender su camino, me sobresalté cuando vi un insecto enorme y alado encima de mi rodilla. Yo llevaba las piernas cruzadas y atiné a ponerlas en posición normal para alejarlo, pero enseguida desistí y comenzé a examinarlo con más detalle: era un insecto del tamaño de un reproductor MP3. Como un MP3 de color pardo, con alas y pequeñas manchas coloridas en la cara. Unos ojos enormes me interrogaban desde mi rodilla, bajo la sábana de luz blanca que emanaba desde el techo.

No quería matarlo porque el bicho comenzaba a caerme bien y porque, para qué negarlo, también lo compadecía: por error o curiosidad, el insecto que hace minutos revoloteaba la noche pampeana ahora estaba encerrado en una jaula viajante rumbo a la capital de la república.

El insecto me simpatizaba pero también me incomodaba mucho. Decidí ejecutar una solución intermedia: sólo lo golpearía levemente con el dedo medio, con la cómoda displicencia de saber que el gesto es amistoso, que es como decirle: "Todo bien con vos. Si querés otro día tomamos algo, pero ahora no". El bicho, que era como una polilla gigante, fue a parar al asiento de enfrente. La señora rubia de la butaca 26 ni se dio cuenta. Uno que sí se anotició fue el de la butaca de al lado, que se reía y me decía: "Uy, ahora voy andar re perseguido con el bicho dando vueltas por acá". Yo le contesté que yo también me iba a poner paranoico, y el flaco que iba adelante mío se dio vuelta y me dijo algo que no entendí, pese a lo cual respondí con una sonrisa, como dicta el código de cortesía del viajante.

Atrás éramos sólo cuatro pasajeros más la señora, a cuyos pies el insecto se recuperaba de la caída y reflexionaba sobre la traición. Toda la sección trasera del bus estaba convulsionada por la situación: no hablábamos mucho, pero en el fondo todos teníamos miedo de amanecer con el insecto en la boca o lo que es peor: con larvas en los orificios, acaso como una venganza, como un conjuro maldito que haría surgir a la prole coleóptera en medio del bamboleo del colectivo.

Así estaban las cosas cuando apareció uno de los choferes, igual de gordo y maldormido. Él también percibió algo raro. Fue ese el momento en el cual el insecto se alzó nuevamente en vuelo, dirigiéndose a los asientos de más atrás. "Acá tiene uno que no pagó pasaje", bromeé yo, que a esa altura pensaba que cualquier gilada que pudiera decir iba a entrar como por un tubo. El chofer advirtió la trayectoria de la polilla y la siguió. "Esta no va a joder más", respondió cortante. De repente el hombre se inclinó sobre uno de los asientos, agarró una de las almohadas y le sacudió al insecto sin reparos. Uno o dos intentos fueron en vano, pero el tercero fue letal y dio en el blanco. "Ahí hay uno que va a dormir bien", probé yo de nuevo, que a esa altura me creía Cacho Buenaventura.

La quietud volvió a hacerse presente en la parte trasera del bus, pero yo no pude quitarme la consternación. Quizás haya sido porque luego del incidente volví a la lectura de ese cuento de Cortázar, "La autopista del sur", que había dejado interrumpida cuando el insecto se posó en mi rodilla. Y ya estaba en las últimas líneas, esas en la que el narrador se pregunta "por qué esa carrera en la noche entre autos desconocidos donde nadie sabía nadie de los otros, donde todo el mundo miraba fijamente hacia adelante, exclusivamente hacia adelante".

De repente pensé en el insecto, en el insecto gigante y alado.

Atrapado en un colectivo
golpeado
yendo como todos nosotros
siempre
ciegamente
hacia adelante.

23/11/06

Karen 0.5 (Déja vu)


Ella cree haber pasado por esta situación antes: un perfume, un color, algo familiar hay en el aire. Y en pleno ejercicio de su memoria recuerda el río Limay, y no puede evitar que un efluvio caliente de extremo regocijo le brote desde el pecho...

Premios "Semiótica bizarra 2007"

Después de arduos debates entre los miembros del jurado, este blog tiene el agrado comunicar al señor Armando Silva, de la Universidad Externado de Colombia, que es el flamante ganador del concurso "Semiótica bizarra 2007".

Su trabajo "Sociedad del conocimiento, deseos y dinero", presentado en el simposio nombrado en el post anterior, fue elegido por sus pares como mejor título del año. La terna finalista estaba integrada además por "La ópera del mondongo", de Ezequiel Álvarez Cuesta (Universidad del Atlántico) y "La insoportable claridad de la transparencia", de Alberto Abouchaar (Universidad Nacional de Colombia).

Según fuentes muy cercanas al jurado que prefirieron mantener el anonimato, la cosa estuvo peleada y hasta hubo amenazas de muerte por parte de Álvarez Cuesta. "Si no elegís a la ópera te hago violar por medio regimiento de las FARC", se le escuchó decir al académico colombiano.

A pesar de los incidentes, el jurado mantuvo su decisión y se inclinó por el trabajo de Silva, del que destacaron de manera sobresaliente "su honestidad intelectual condensada en el título, sobre todo en la parte en la que dice la sociedad del conocimiento le genera deseos de dinero".

Desde esta humilde tribuna de opinión, le hacemos llegar al Profesor Silva nuestras más sinceras felicitaciones.

21/11/06

Semiótica bizarra

Me llegó a mi casilla de mail la circular informativa del "II CONGRESO INTERNACIONAL Y V SIMPOSIO DE SEMIOTICA Y COMUNICACIÓN. SIGNO, REPRESENTACIÓN Y CULTURA”, que se realizará entre fines de este mes y principios de diciembre en la ciudad de Bogotá, Colombia.
Luego de un rapidísimo repaso por las ponencias anunciadas, me pregunto e hipotetizo sobre las razones por las cuales la gente académica (The Academic People) titula como titula. Aquí algunas de las razones:
a) tienen baja autoestima y un buen título se las levanta;
b) el título pomposo oculta un trabajo de mierda;
c) tienen ganas de romper las pelotas.
¿Por qué me inquietan estas cosas? Por obvias razones:
11:00a.m. – 11:30 a.m. “La insoportable claridad de la transparencia” Alberto Abouchaar - Universidad Nacional de Colombia
3:00p.m. – 3:30 p.m. “Reflexiones en torno al sentido en el signo peirceano” Douglas Niño - Universidad Jorge Tadeo Lozano
3:30p.m. – 3:45 p.m. Café
3:45p.m. – 4:15 p.m. “La ópera del mondongo” Ezequiel Alvarez Cuesta - Universidad del Atlántico
¿La insoportable claridad de la transparencia, man? ¿Quién carajo la escribió? ¿El limpiavidrios del Hotel del Comahue?
Vale decir que en el programa esto consta tal como yo lo describo aquí. Lo que nos lleva a la sorprendente conclusión de que la única distancia ostensible entre el signo peirceano y la ópera del mondongo es apenas un coffe break.
Y eso que todavía a los expositores no les ofrecieron cocaína.
Imagínense qué titulos, señores, qué titulos se escribirían con tinta cocaína...

17/11/06

Vocación

Hay momentos en los cuales
parece fácil rehacer una vida:

pasás por la tabla a tus viejos amores
sonreís sin prisa a tus adversarios
elegís un nuevo y verde
cepillo de dientes

Como si todavía hubiera tiempo para
ser intelectual de izquierda
drogadependiente o
testigo de un tiroteo

Pero un golpe seco revienta la puerta
y el calidoscopio cae al suelo

No es sorpresa que asome
un mago envuelto en humo,
laureles, y una galera
repleta de conejos muertos.

16/11/06

Tampones y dinosaurios

Mientras descubre el velo de su empresa misteriosa, el Pastor Vigna reinventa el comercial sobre higiene femenina.

Karen 0.4 (En busca de la episteme)


Ella volvió de su viaje espiritual y se dio cuenta que ni Descartes ni Kant le otorgaban respuestas satisfactorias. Por eso ahora busca a Heráclito, y procura bañarse en el río de la dialéctica...

13/11/06

La Juvenilidad publicitaria en Buenos Aires


Para los amigos porteños o los viajantes: quien ande cerca del Centro Cultural San Martín el martes a la tarde, llevo la juvenilidad a Buenos Aires. Pueden entrar con birra y con los trapos. Si es un embole también pueden apretar a los ponentes a la salida, como hizo la barra de Gimnasia con Troglio.

9/11/06

Días violetas

Vuelvo al Valle esta tarde. Mi estancia en Buenos Aires ha sido más ociosa que otras veces: evité ir a una Biblioteca Nacional atestada de chicas con corte mullet y preferí pasear por las librerías de Corrientes. Al final resultó una buena elección: me llevo en el bolso un librito del Centro Editor de América Latina sobre investigación empírica de los medios de comunicación de masas (un clásico) y otro más heavy: "Ejército y semi-colonia", de Jorge Abelardo Ramos, porque quiero reemprender mi camino de radicalización ideológica, esta vez de la mano de la izquierda nacional.
Anoche fuimos con mi amiga Pía a escuchar las lecturas de Los Mudos, que a medida que corrían las cervezas sonaban más atractivas. En el transcurso de la velada, Pía soltó cosas como: "¿Vos qué tipo de persona sos: plano secuencia o plano mutilado?". Me mató, y me dieron ganas de abrazarla. Después charlamos sobre si sería posible o no que dos amigos tan íntimos como nosotros fuéramos novios. La balanza se inclinó más para el lado del no, pero no me nieguen que no sería una buena historia.
Ya para el final estábamos bastante borrachos y los cuentos nos parecían fantásticos. Después nos tomamos el 15 en Parque Centenario. Al alejarnos, desde la ventanilla se veía un grupo de skinheads parados en una sombra.
No sé cómo estará Roca pero seguro que nos vamos a juntar con el G-8 a urdir intrigas y maquinaciones, siempre bajo la celosa custodia de un tinto con hielo. Lo único que voy a extrañar de acá van a ser esas copas violetas por toda Buenos Aires: el jacarandá me pegó mal.

7/11/06

The attack of the Jacarandás

Para disgusto del acero ideológico de mis maestras de primaria, recién hace un mes pude individualizar el fenotipo del jacarandá. No es casualidad de que haya sucedido en San Juan, cuna sarmientina de la que mi madre, maestra normal, es devota fervorosa.
Ahora llego a Buenos Aires y estoy como nene con juguete nuevo, viéndolos por doquier, en todo el trayecto del 92 desde Retiro -pasando por Plaza San Martín, Plaza Francia, Facultad de Derecho- hasta Parque Las Heras. Y en medio de tanto violeta me resulta inevitable pensar en el Valle de mis Amores y en la jarilla violenta, en el alpataco infame, en el piquillín ignominioso.
Nosotros somos así: mientras en Buenos Aires la gente se pasea como jacarandá en flor, los valletanos nos aferramos al suelo duro de la barda y enfrentamos los embates del viento. Qué jacarandá ni qué jacarandá. Ese es árbol de maricas. Vení a Neuquén a subirte a un álamo a ver si te la bancás.
Todavía falta que a algún diseñador de modas se le ocurre hacer la "Jarilla summer collection". Ya me imagino el backstage con Karen a la cabeza, Nicole, y un reguero de mierda de liebre por toda la pasarela.

6/11/06

Polvo de domingo

Domingo a la noche y a Roca la sacude un viento bíblico. Acá no hacen falta las siete plagas para que uno se sienta maldito: basta una ráfaga para que la polvareda te vuelva el más irritado de los mortales. La gente no se asoma la calle. Sólo yo, que fui a buscar plata al cajero automático para comprobar una vez más que la gente que maneja la tesorería de la universidad es mentirosa patológica: cuando me avisan por mail de la "liquidación de sueldos", debo entender que los borran por completo del debe y el haber. No hay sueldo, vacío total. Lo que me llega el 12 es el dinero humilde de una bequita la que nadie presta atención excepto yo y mis aspiraciones de consumo ostentoso.

Mañana otra vez el colectivo a Buenos Aires. Tendré suerte si no pasarán por quinta vez consecutiva una comedia romántica en la que la chica pasa por una situación dramática y luego se alza como Fénix radiante por obra y gracia del amor. Sí... a veces me parece que la cápsula móvil de un colectivo es el único sitio para la felicidad.

4/11/06

Ventanas mapuches


"Nuestro aporte es incorporar a más personas a la sociedad de la información, en un mundo capaz de sobrepasar las distancias idiomáticas", declaró el gerente general de Microsoft Chile, Hernán Orellana, en la presentación de una versión de Windows en idioma mapuche.
En un post anterior ya discutíamos alguna cuestión relacionada con el lenguaje. Y ahora esta noticia ilumina el problema desde otro ángulo, ofreciéndose a una lectura política más recia: ¿es posible adscribir al espíritu optimista e inclusivo con el que se envuelve el lanzamiento de "un software que busca preservar y difundir la cultura del Pueblo Mapuche a través de las nuevas tecnologías", cuando es más que evidente la muy inteligente y onerosa estrategia comercial de Microsoft colocada detrás de su slogan multiculturalista? Pero la discusión no se agota aquí, ya que otro de los aspectos incluidos en el programa impulsado por el gobierno chileno es el impacto de las NTIC´s en el desarrollo mismo de las comunidades mapuches y en la difusión de sus valores, vía digital.
Así representada, la técnica oficia de intrumento benefactor, garante del respeto de los pueblos, evidencia de modernización y futuro. Una panacea que se mantiene intacta desde McLuhan en adelante y que desintegra los terrenos adyacentes, todo rastro que contradiga la realidad armónica dibujada por la maravilla tecnológica.
No sólo instrumentalización de la cultura, sino sarcasmo brutal: no se me ocurre cómo es posible hablar de defensa de una cultura cuando muchos de sus miembros están hoy encarcelados o padecen la persecución política por cuestiones territoriales.

3/11/06

Mi sueño frustrado de ser ABC1


Yo quería ir para ver la cocina de los anuncios que analizo en mi investigación. Conocer el paño, mezclarme entre ejecutivos de multinacionales y copas de champán, hacerme el interesado, posar yo también para la foto. O sea: rodearme de ese aire cuidadosamente estudiado que flota en el ambiente publicitario. Poseer ese atributo, idéntico al del agua Ser: devenir una entidad levemente gasificada.

El público que asiste al evento conforma un target muy especial (...) son profesionales, líderes y formadores de opinión en sus respectivos mercados (...) Ellos integran el segmento ABC1, son poseedores de un alto poder adquisitivo, manejan presupuestos atractivos (...) Son consumidores sofisticados, innovadores, vanguardistas y que imponen modas (...) también estará presente en las conferencias un interesante público universitario ABC1, estudiantes y docentes de universidades y centros de estudios relacionados al área que aspira a ocupar las más destacadas posiciones del área en el futuro.

Pero no tengo ni dinero ni una buena mentira para hacerme pasar como periodista. Si les dijera que escribo para este blog, la única credencial que obtendría sería la de idiota empecinado.
Es una lástima. Yo que quería infiltrarme, explorar la hegemonía, sociologizar hasta las tetas de las mozas... ser todo eso que promete la prensa institucional y desaparecer en el oro falso de los signos publicitarios.

La Fuerza está conmigo

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Brazo Armado