23/3/07

En los `70


A ustedes,
desaparecidos,
les cuento
que acá
en la tierra
nos estamos
mandando una cagada
con ese rollo
de la memoria

Y esto no es
mancillar el duelo
de los que quedaron
boqueando
como peces sin agua
después de la triste
y archiconocida escena
del Falcon Verde
Noche de los lápices
y la mar en coche

No me malinterpreten;

que no me caiga
la policía
de la épica
por negligente
o revisionista

Es que me trajeron
este enigma
este desafío
de imaginar
qué hubiera sido
esa patria socialista
con cartas
de racionamiento
con Jean Paul Sartre’s
criollos
que bien podrían
haber honrado
toda la sangre
y todas las balas

No quiero hablar de eso
porque la basura
ya nos llegó al cuello
a fuerza de tanto homenaje
caído en saco roto
en medio de tanta
mierda

Si es que esta congoja
de cotillón
que sacan a relucir
algunos sacerdotes
del clero de la memoria
bienpensantes
progresistas
chupapijas
nos nubla la vista
y esta espina eterna
que son ustedes
debería llevarnos
a otro lado
distinto del llanto

Porque puede ser
un buen gesto
descolgar
el retrato de Videla

casi una revancha
un empate simbólico
eso de desaparecer
su rostro
en la galería
de sus compañeros
de armas

Y hasta puede haber
alguien feliz
de que haya ex-montoneros
caminando con senectud
el salón de los Pasos Perdidos

Pero qué quieren
que les diga,
desaparecidos,
cómo contarles la pena
el dilema
de abrir la ventana
todas las mañanas
y no ver
ese mundo de colores
que ustedes
abrían a fuego
con fabulosa
juventud
allá lejos
en el estrellado
horizonte
de los años
setenta.

Party for the people


Los chicos de Atrás hay Truenos organizan una joda para prepararse para la OTRA joda, la de Semana Santa, donde estaremos organizando una bella lectura.

El taller de escritura del Diablo


Esta sensación de ahogo
como de mar o de río
desbordado
con el agua entrando
bajo la puerta
es
sirena de bomberos
ciudad sin luz
noche llagada

La sal que
siempre cae
sobre la carne
y nunca
en la deidad
esta vez dejó
huellas en tu mano
que ahora es ciega
y se derrumba

Ya nadie cree
que la agonía
sea tinta proba
para escribir
buenos poemas

Ni el ritual
de la autocompasión
ni la avidez
del joven Werther

Sólo polvo
que el viento
no lleva.

Martín

Yo tenía un amigo, Martín, que tenía una carpeta oficio repleta de poemas de tres versos y que tomaba cocaína noche de por medio. Vivía en barrio Norte, General Roca, donde había casitas con jardines de piedras rodeadas de rejas despintadas.

Hay dos poemas o, si se quiere, dos haikus desfigurados de él que recuerdo con mucha claridad:

Afuera de la cueva
quemándose los pelos
San Francisco de Asís

Y el otro:

El pensamiento
es una mordedura
caliente

Martín le hacía honra a sus versos: le faltaba la cuota de ascetismo del santo cristiano, pero encontró un sustituto perfecto de Jesús en las fatuas mieles de la cocaína. Lo de quemarse los pelos y sentir que su cerebro era una válvula incandescente era un resultado natural de su voluntariosa ingesta.

A Martín lo conocí a través de Carlitos Sohar, un ex-compañero de teatro que también escribía y que cocinaba unos estofados de arroz y berenjenas deliciosos. Carlitos era la reencarnación de un gato: desde el fondo de sus ojos pardos y su perfume naif se revelaba una vocación poética arrolladora. Ellos dos habían hecho buenas migas quién sabe en qué circunstancias, y durante un tiempo fueron inseparables.

Al principio yo veía en ambos cierta impostura frente a la cual uno se sentía un sujeto perfectamente intrascendente: ellos hablaban cotidianamente en un lenguaje cargado de figuras barrocas, o bien en una jerga tan pero tan llana que se iban las ganas de hablar. Digamos que se podía ver en ellos la perfecta síntesis de vida y obra.

No tenían mayores pretensiones que escribir y compartir con nosotros unas buenas borracheras con licor de anís. En una de esas veladas creamos una revista literaria muy artesanal que se llamó Don Silencio. Creo que no llegamos a sacar el segundo número. Federico, otro de los participantes, sostiene que esa iniciativa fue lo mejor que hicimos en nuestras vidas. Hicimos un manifiesto que por razones obvias titulamos “Manifiesto Don Silencio”: una suerte de cadáver exquisito que nos salió bastante redondo y que contenía frases como “cinco gérmenes del mal” (el quinto germen era Sergio, un estudiante de comunicación que le gustaba tocar canciones de Pappo) y “caigamos para arriba”. Éramos la envidia de toda vanguardia.

Después de aquel período Martín se perdió en talleres de poesía y cursos de masajistas. Lo reencontré hace dos años hablando pestes sobre su época de “adicción” y vinculado a un grupo de autoayuda con ejes programáticos sacados del imaginario de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días. Había dejado de escribir.
Pero esa no fue la última vez que lo vi: durante el verano pasado pasó varias veces frente a la casa de mis viejos paseando a un perro negro. Iba acompañado por una mina medio gorda que se pasaba las tardes de enero tomando sol enfundada en una malla de leopardo a la vera del río Negro.

La última vez que me lo encontré, Martín estaba tomando un Agua Ser en un kiosco. Flanqueado por dos de sus viejos compañeros de andanzas, hablamos trivialidades sobre el río y su trabajo en un supermercado. Nada supe de su poesía ni de su alianza con la cocaína. Pero sus viejos versos bien valen la pena un homenaje.

18/3/07

Sábado

Sábado de levantarse a las cinco de la tarde con la cabeza hecha una brasa, sábado de kiosqueros gritándole a sus empleados por desentender el orden temático de las revistas, sábado de antesalas de shows en el centro cultural más "in" de la ciudad, sábado de mejor me dedico al periodismo, sábado de perfumes fuertes en el monumento a San Martín y de una intensa sensación de que el mundo gira despacito mientras se piensa en la bebida que vas a llevar al living más acogedor de toda la ciudad.

14/3/07

Marihuana existencial




Norman Mailer en una foto durante su campña para alcalde de New York.
"La situación de uno con la marihuana es siempre existencial. Se puede sentir la importancia de cada momento, y cómo lo cambia a uno. Se siente el propio ser, se adquiere conciencia del enorme aparato de la nada, el zumbido de un aparato de alta fidelidad, el vacío de una interrupción insensata; se adquiere conciencia de la guerra entre cada uno de nosotros, de como la nada que hay en cada uno ataca al ser de los demás, de cómo nuestro ser, a su vez, es atacado por la nada de los demás. No hablo ahora de la violencia o del conflicto activo entre un ser y otro. Eso todavía pertenece a la obra de teatro. Pero la guerra entre el ser y la nada es la enfermedad subyacente del siglo XX. El aburrimiento aniquila más porciones de la existencia que la guerra".
Norman Mailer, en un reportaje para Paris Review (1958)

9/3/07

Ya está en la calle

La primera piedra política del 2007 la tira el (8300).

Desde el martes pasado está en los kioscos.

Periodismo independiente.

Fumamos como Jorge Lanata.

Nos pintamos los labios como Magdalena Ruiz Guiñazú.

Vuelven los cinco jinetes


Lamentablemente están lejos, pero casi casi que se puede escuchar el "1,2,3,4", guns´n´roses.

La Fuerza está conmigo

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Brazo Armado