29/12/06

Schroeder es cultura

El suplemento de espectáculos del diario más dadivoso con la cultura oficial y las buenas maneras de la región hizo una nota sobre los Villancicos im-per-di-ble. A partir de ahora seguramente deberán agregar al periódico otro calificativo: negligente.

27/12/06

Advertencia

A los punks cuyo nombre no recuerdo pero que van a tocar este jueves en algún lugar de muerte sucia;

A los dueños o empleados mal pagos del café Cirano, ubicado en el patio de la nostálgica y tristemente iluminada Galería Jardín;

A todo el que intente imitarlos;

Les advierto:

Dejen de pegar sus carteles encima de los afiches de los Villancicos Brutales porque va a estar todo mal.

En realidad ya está todo mal.

No tienen códigos.

Así que déjense ver, cretinos autogestionados unos, aristócratas made in Senillosa los otros.

Que tiramos una moneda a ver si lo arreglamos por las buenas

o por las malas.

"Los Villancicos Brutales", oportunos y fatales

Así titulan los amigos de Comahue Rock la nota villancica que colgaron en su página web. La rima me gusta. Y la palabra "oportunos" da que pensar. Si hubieran puesto "oportunistas" tampoco hubieran estado demasiado equivocados.

Funes, con tres dedos

Parece que tener un blog significa pelear por los derechos de las ballenas empetroladas del Japón (Damián Dreizik en "Derecho de Familia" lo dice mucho mejor) o sociabilizar el sentido de la vida que muchos andamos buscando (ya sé que estoy exagerando) pero el otro día se me ocurrió que lo mejor que podía hacer, en respuesta a los que se quejan de la excesiva auto referencialidad que hay en algunos blogs, era sacarme una foto de mi propia pija y colgarla sin título ni aclaración... supongo que habría exagerado... pero todavía sospecho que no estaría muy errado
Un flemático Funes hablando sobre las miserias y bondades de las prácticas literarias.

24/12/06

Navidad con Karen


Mientras espera al niñito Dios
recostada en el piso
de su baño en suite
Karen no quiere dejar
de desearles a todos
una muy Feliz Navidad.

23/12/06

15 minutos villancicos


Hoy a las 14.30 salimos con Héctor Kalamicoy en la televisión local explicándole a la audiencia de qué se trataban Los Villancicos Brutales (para una explicación más seria pueden ver la entrada de más abajo).
Mientras la cámara mostraba cómo Diana, la dueña de Arpillera, ingresaba unas cervezas tibias que iban a servir de decorado para nuestra corteza cerebral vespertina, leíamos poemas.
La interpretación de Héctor fue, por lejos, la mejor de las dos. Y eso que todavía no vieron leer a Oyola, a Funes, a Inostroza, a Romero, a Rombolá, a Fanese, a Padín, y, y, y... (la lista completa la pueden encontrar en posts anteriores).
Gracias al programa La Búsqueda por darnos el espacio y por cumplir la tesis del viejo Warhol sobre esos preciados quince minutos en los que uno se desvive (y goza) vendiendo su imagen.

Qué son Los Villancicos Brutales

Los Villancicos Brutales es una celebración atípica entre los ya tradicionales finales de año. Es un espectáculo literario en el que distintos narradores y poetas interpretarán sus obras junto a músicos invitados, con el objetivo de conjurar –a través de la experiencia de la lectura- los sucesos del año que culmina.

La iniciativa nació de un encuentro casual en Buenos Aires entre Lucas “Funes” Oliveira (organizador del ciclo de lecturas Los Mudos, administrador del blog www.lestroispetitscochons.blogspot.com, e integrante del grupo de escritores conocido como El Quinteto de la Muerte) y Alfredo Jaramillo. Allí surgió la idea de organizar un recital de lecturas en Neuquén con la presencia de escritores jóvenes de Buenos Aires y el Alto Valle, narradores y poetas que desde hace tiempo circulan y producen en el campo de la literatura, la mayor parte de las veces de manera subterránea y marginal.
De este modo Los Villancicos Brutales pretende ser no sólo un espacio de encuentro y celebración alrededor de la literatura, sino una ocasión para dar a conocer a toda esa obra oculta al gran público a través de una suerte de espectáculo varieté en el que se suceden unos a otros narradores, poetas y músicos.

Los escritores porteños que protagonizarán el recital son el grupo conocido como El Quinteto de la Muerte (integrado en esta ocasión por Funes Oliveira, Federico Levín, Ricardo Romero y Leonardo Oyola), María Eugenia Rombolá, Natalia Moret, Carina Chavar, Magalí Flaks y SúperLoyds. Mientras tanto los neuquinos y valletanos presentes en el evento serán los Hermanos Kalamicoy, Griselda Fanese, Verónica Padín, Mario Inostroza, Alfredo Jaramillo y Diego Vigna.

La lectura de cuentos y poemas estará acompañada por la interpretación de distintas piezas musicales creadas ad hoc por algunos de los músicos invitados, que también tocarán temas de su repertorio habitual. En “Los Villancicos Brutales” se podrá escuchar la música de Ruido Explícito (unplugged), La Seca, Volva, Pacha Mendes, Cantor Medina, y la guitarra porteña de Facundo Gorostiza. También hará su debut en la región DJ Burkina Faso, quien se encargará de amenizar la velada con melodías electrónicas de factura propia.

22/12/06

Van a venir hasta los renos de Santa


(Diseño de flyers, elucubraciones malditas
y asesinato en primer grado a cargo del Tigre Oyola)

La Orquesta Brutal

Los Porteños visitan la Barda y predican hasta morir

El 30/12 Papá Noel se suicida en vivo en Arpillera

18/12/06

Tras bambalinas

La orga de los Los Villancicos amenaza con convertirme en un sujeto detestable: una especie de businessman me devora por dentro, un intermediaro cultural pervertido que discute a muerte hasta el precio de la cerveza (acaso sea ésta la tarea más loable).
Tengo miedo de que me persigan los fantasmas de Jorge Romero Brest y del Cacique Calfulcurá, los dos juntos montando un zaino en plena Avenida Argentina. Para colmo ahora tomo distancia crítica con viejos poemas y me parece todo una mierda. Justo ahora que vienen Los Villancicos. Hoy pasa Héctor por casa a decirme que va a leer. "Buenísimo", le digo. Minutos después abona mi depresión cuando me comenta con total sinceridad que dos de los poemas que le mostré no le gustan.
¿La literatura es una cuestión de gustos o hay criterios estéticos objetivos que permitan evaluar la obra?
La pregunta, después de todo, me importa un carajo. Total siempre habrá versos de revancha y, con un poco de suerte, la cerveza más barata de toda la ciudad nos devolverá las sonrisas que perdimos en medio de tantas pajas mentales.

13/12/06

Uno más que viene

Loyds, superhéroe en desuso, confía en que "Los Villancicos Brutales" le devuelvan los poderes.

12/12/06

El otro homenaje


Había nacido en la misma ciudad que dio a luz a su asesino, Valparaíso. Y murió 33 años antes que él.
Por estos días la noticia es la muerte de Augusto Pinochet Ugarte. Pero no quisiera derrochar un párrafo más en esa infamia, no cuando aquellas imágenes de una Casa de la Moneda sacudida por las bombas se erige en perfecta metáfora de la tristeza, no cuando se siguen encontrando en esas casas de madera despintada del sur de Chile banderas con su cara y el logo de la Unidad Popular, mientras en las cínicas exequias de la Escuela Militar se regodean tecnócratas educados en Harvard, magnates de un país jactancioso en su riqueza y estúpido en su olvido.
Yo debería estar escribiendo sobre Pinochet, Salvador, o incluso debería estar contento por su desaparición. Pero conocí a tu gente y caminé tus calles, probé tu comida y respiré la brisa de tu mar. Y entonces el dictador se vuelve la excusa para recordarte, para ver esa imagen tuya con la cabeza volada por un escopetazo que te diste mientras se acercaban los aviones, para rememorar aquella larga caminata hacia tu tumba donde no había corbatas ni maneras solemnes, sino hombres y mujeres curtidos por el cobre y la sal, dibujados con la misma maravillosa sonrisa con la que se te veía en las fotografías.
Salvador: junto a tu risa trataré de olvidarme de la perfidia, y traeré a mi memoria cada vez que pueda aquellas palabras tuyas que ya son carne de los tiempos.
"Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".

11/12/06

Vigna se prepara

El pastor descarriado confirma su presencia en "Los villancicos brutales" de fin de año y escribe un prólogo conmovedor.

10/12/06

A la caza del chimango

No me fui. Nada más que me está tomando un tiempo procesar el weekend: los Tamariscos organizaron lectura, Funes leyó vestido de militar, y hubo cataratas de fernet. Luego el sábado en el Borges, Periférica: algo de esa bohemia porteña de siempre, afectada y pretensiosa(¿acaso puede haber alguna bohemia que no lo sea?) y algunos stands rescatables. Me gustó lo que presentó la editorial Voy a salir y si me hiere un rayo: lo mejor era que estaba atendido por unas señoras que se parecían a mi mamá. Un hallazgo entre tantos adolescentes tardíos y prêt-à-couture berreta.

Así que no me fui, sino todo lo contrario. Estamos cargando el obús. Persiguiendo a los chimangos.

5/12/06

Karen 0.6 (La ansiedad de la expectativa)

Ella piensa en el 29 y en Vigna, Funes, el Quinteto, todos juntos leyendo.
Recuerda las anécdotas que le contó Jaramillo sobre Los Mudos y todo su desborde, la efervescencia, la teatralidad de un tal Lucas y la potencia del Quinteto.
Y además el Pastor, a quien ya comienza a ver con otro ojos.
En todo eso piensa Karen y no puede evitar sonreir, sonreirse y ponerse un poco tímida, acaso porque sabe que no falta mucho para conocerlos personalmente, y porque teme que en el fondo su amor por todos ellos no sea correspondido...

Lo que viene lo que viene

Funes no pudo contener la emoción de sentirse valletano por un día y ya lo anunció. En las calles del bajo neuquino es un secreto a voces que se pasa de boca en boca, de putas a poetas, de poetas a dealers, y de los dealers a la unidad especial de la Policía, que también estará invitada.
Lo único que puedo adelantar es que el Quinteto de la Muerte se está poniendo los botines y el Pastor Vigna afila los colmillos de su prosa. Mientras tanto en la capital neuquina se prepara un comité de recepción con orquestas punks y petroleros infernales.
El viernes 29 de diciembre cerramos el año dinamitando la meseta a pura lectura y música al palo. Estén atentos que ampliaremos en los próximos días.

1/12/06

El glamour y las ideologías

El miércoles fue un día extraordinario. Absurdo. Ahogado de anomalía.

Esa mañana el despertador tendría que haber sonado a las 8, pero vaya a saber por qué razón la alarma tronó una hora y media después. No estaba tan mal, después de todo, levantarse a esas horas... mi idilio con la polilla y una honda sensación de culpa habían logrado extenuarme por completo; se imponía dormir bien.

Estaba en la casa del Lobo Bueno, que vive en un edificio construido muy probablemente durante la Década Infame. Algunos dicen que en las noches se escuchan los aullidos del General Justo y toda su tropa, pero yo siempre he llegado demasiado cansado o demasiado borracho como para dedicarle mi atención al fantasma de un militar golpista.

A las diez de la mañana estábamos esperando el 41 sobre Pueyrredón para ir hasta la facultad de Psicología, donde estudia el Lobo Bueno. Íbamos de buen humor, entusiasmados con las actividades que habíamos planificado para la jornada. Mi compañero había logrado convencerme de acompañarlo recurriendo a una estrategia eficaz, basada en los resultados de una minuciosa estadística demográfica: “En psicología, nueve de cada diez estudiantes son minas. Y ocho de cada nueve están buenas”. Recién cuando llegamos me daría cuenta que tanto su promesa como su cálculo eran completamente falaces.

Luego de una breve estadía en el edificio y de un posterior recorrido por la sede Independencia de la misma facultad, ubicada a siete cuadras de allí, hicimos un alto y fuimos a comer al hospital Ramos Mejía. Cuando el Lobo Bueno me dijo que el nosocomio era un buen lugar para ir a almorzar, yo guardé silencio y le seguí la corriente. Entramos. De repente nos topamos con un buffet muy bien puesto, colmado de chaquetillas blancas, celestes y azules. Médicos residentes. Todos jóvenes. Algunas médicas estaban buenas. Algunas estaban muy-muy buenas. Le dije al Lobo que las estudiantes de medicina y las médicas me atraían de una manera muy especial. Él me dijo que sería un garrón estar con una: “Te estarían auscultando todo el día”, sentenció.

Terminamos el almuerzo y nos dirigimos, vía subte línea E, a la calle Puán, donde queda el mausoleo de Filosofía y Letras. Revisé ficheros interminables. Ficha por ficha. Ni una sola computadora. Fantaseaba con la idea de que alguna de esas fichas había sido tocadas por Beatriz Sarlo o Chacho Álvarez, que como todos saben (y aunque no lo parezca) es licenciado en historia, además de ser un cagón.

Salimos de ahí como a las cuatro de la tarde. El sol estaba insoportable. Mientras sacaba fotocopias alguien gritó ni nombre desde lejos. Era Anna, la finlandesa. “Me vuelvo mañana”. A Helsinki, claro está. “Nos juntamos esta noche en un restaurant. Te anoto la dirección”. Le alcancé un volante y le señalé el reverso, donde puso los datos. El volante anunciaba un homenaje por el 150° aniversario del nacimiento de Freud. Había una foto del célebre psicoanalista sobre un fondo negro. Un cono de luz le iluminaba la cara. “Pepito Cibrián presenta: Freud: el musical”, bromearíamos después con el Lobo Bueno.

Desde allí nos dirigimos al Centro de Investigación de la Cultura de Izquierda, un lugar curioso, más que interesante, donde el Lobo Bueno quería averiguar no sé qué cosa sobre Vigotski y el Partido Comunista Argentino. Fuimos caminando por una avenida Rivadavia repleta de gente, vidrieras y mugre. Cuando llegamos, el pibe que nos atendió nos pregunta qué estamos buscando específicamente. “Si, mirá”, contesta el Lobo Bueno, “estoy buscando documentos sobre la recepción de la psicología soviética en la Argentina”. El flaco lo miró raro e hizo un gesto de desconcierto; debe haber pensado que éramos unos trotskistas en medio de un viaje de anfetas. Cuando me pregunta a mí, yo le contesto que “soy estudiante de ingeniera civil y estoy interesado en conocer cuáles eran las medidas del paredón que utilizaba Stalin para fusilar a los disidentes”. No me creyó, con justa razón.


La cuestión fue que salimos del lugar y decidimos trasladarnos hasta el siempre reluciente Centro Cultural Borges, ubicado en Viamonte esquina San Martín, empotrado en la fastuosidad precio dólar de las Galerías Pacífico. Se supone que íbamos a intentar entrar sin pagar a una muestra fotográfica. Y digo “íbamos a intentar” porque mientras buscábamos la sala de la exposición, vimos que en el salón contiguo había algo extraño: gente, cámaras, mozas, un cartel de “Latitud 33°” en la puerta. Yo lo miré al Lobo Bueno y le digo: “Vamos acá”.

Apenas ponemos un pie en el lugar vemos a Gastón Pauls. Después vemos a su hermano Nicolás. Cámaras. Periodistas. Glamour. Pelotudeo. Advertimos que al final del salón había un stand con vino, adonde nos dirigimos rápidamente antes de preguntarnos de qué se trataba todo, antes de que se supiera que éramos unos infiltrados y nos echaran a patadas. Ya con sendas copas de vino tinto “Latitud 33°” en la mano, decidimos enterarnos de qué iba todo ese asunto: era la presentación de “Hacer visible”, una iniciativa del programa de Pauls Humanos en el camino que busca, según constaba en los carteles informativos que ninguna de las chicas con zapatos raros leía, “poner en contacto a personas que colaboren con aquellas que lo necesitan”. Los muchachos se encargan de enfatizar que la iniciativa es “un modelo de solidaridad y compromiso social”, instando a “tomar conciencia de que todos somos responsables de la pobreza, la injusticia y la desigualdad de oportunidades”.

Mientras leíamos atentamente y apurábamos las copas de tinto, un muchacho con camisa floreada y sombrero se paseaba cerca nuestro sin saber mucho que hacer. Más allá, Gastón Pauls era acosado por la notera de Mañanas informales, una gorda gritona que quería robarse el protagonismo de la escenita mediática que se estaba montando en un ala del salón. Por todos lados había grupitos de hombres y mujeres, mediana edad, ropa cara, riéndose a medias para que la carcajada no les torciera la pose. El mejor de todos era un viejo freak de gafas anaranjadas: le hablaba a todos pero nadie le daba pelota. Tenía una bolsa de plástico en la mano. Yo lo miraba con insistencia animándolo a que se nos acerque a charlar. No tuve éxito: prefirió irse al fondo a buscar más vino.

En otro momento divisamos a Pacho O´Donell (¿?), que admiraba entusiasmado las frases inscriptas en los muros de la sala. Paseaba con un bastón, acompañado por una chica más joven que –supusimos con el Lobo Bueno- debía ser su nieta. De repente se acerca un fotógrafo y le dice algo, entonces Pacho hace pose y mira la foto, se lleva una mano al rostro, inclina el bastón con destreza, y en menos de diez segundos termina de convertirse en el Gran Oligarca, patrón de estancia, funcionario menemista, raro biógrafo del Che. Me dan ganas de agarrarlo de los cachetes como si fuera un perro labrador.

Mientras yo miro a Pacho, el Lobo Bueno no puede sacarle los ojos a una moza con pelo ponytail. “Me gustan las petisas”, me confiesa, y ésta de veras que es un pony con las crines de color castaño. Nos ofrece empanadas, que aceptamos sin vacilar para acompañar las nuevas copas de vino que acabamos de pedir. La gente se sigue riendo a medias. Hay muchas camisas raras y olor a perfume. Gastón Pauls no para de hablar. El Lobo Bueno se enoja y me dice: “A mi no me cagan: se viene a hacer los progres y hacen asistencialismo en el Borges”. “Asistencialismo en el Borges”, pienso yo. “Responsabilidad social de la pequeña burguesía”. Casi como una respuesta a nuestros comentarios, yéndonos del lugar vemos un cartel que no habíamos visto: “¿Sirven este tipo de acciones?”, se pregunta. “¿Profundizan o banalizan”. Enseguida se contesta: “Esta muestra intenta documentar sin estetizar”. Con el Lobo nos miramos y, al salir, el chico de sombrero look-tapa-de-revista mira imágenes del programa sobre la Guerra de Malvinas.

Lo que pasará al final del día será intenso y fugaz: cena con la finlandesa y sus amigos en un restaurant ruso. Las banderas de Lenin cubren el lugar. Hablamos con la moza, una siberiana que vino al país hace seis años desde Kiev. Un contingente sale afuera a fumar. Al regresar hay vasos repletos de vodka. Me tomo tres de esos. Ya estoy ardiente. Hablo con todo el mundo. Hasta con un armenio, que me muestra un carnet de portación de armas y además me explica que es cristiano gregoriano. Hay finlandesas por todos lados. Adentro está el Lobo Bueno hablando con una colombiana, estudiante de antropología. Se entienden bien, se ríen. Yo afuera fumo otro cigarrillo, pienso en Lenin y Gastón Pauls a la misma vez. Debe ser el vodka, imagino. Pero más probablemente fue culpa del miércoles. Día plagado de anomalías.

La Fuerza está conmigo

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Brazo Armado