Vengo de entrevistar a La Gallega en la cárcel de Ezeiza. Qué viaje raro ir en tren hasta allá. Me di cuenta de eso cuando, al regresar, tomé un subte D y me encontré con mucha gente blanca y con ropa de colores opacos. El tipo que me guió hasta el Penal (tren de cuarenta minutos, caminata de quince cuadras atravesando el olor a brizna de los campos del conurbano) es Alberto, un satélite montonero que dice haber secuestrado en 1977 a un importante magnate con la ayuda de Diego Guelar, el canciller de Macri. La Gallega es una mina que a los diez años vio en su casa el bolso repleto de guita del secuestro de los Born. Ahora ceba mate y dice que no le importa que los militantes del PO agiten sus banderas frente a las cámaras, cada vez que se convoca a una marcha en reclamo de su libertad. Antes de viajar, Alberto me dijo que en la cárcel se sabían más cosas de afuera que estando afuera. Hasta que La Gallega no habló de que la asignación por hijo todavía no había llegado a los hijos de las reclusas, que en un año y medio se murieron tres compañeras por la mala atención médica, y que el regalo para este Mundial fue un televisor por cada pabellón, no me di cuenta de lo que decía.
2006-2010
1/7/10
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Conocí a la Gallega hace exactamente 9 años x mi hermano. Una Grande.
¿viste? terrible anarka.
Mirá al final de este post.
http://revolucion-tinta-limon.blogspot.com/2008/05/90.html
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