No sé por qué nos pega su muerte. Quizá porque falten cuatro años para tener 28. Edad maldita según la leyenda. ¿Adónde estaremos por entonces? ¿Metidos en un negro resumidero en el SoHo? Quizá mejor Greenwich Village. Aún cuando la bohemia se haya ido de ahí hace rato. Bruselas. Aún cuando la bohemia haya desaparecido hace tiempo de la tierra, como una niebla espesa que un día el viento barre y ya no está ahí.
Estábamos en mi casa con el Poeta de la Perca cuando nos enteramos.
Vía Twitter, oh casualidad. Le pedí que escribiera algo al respecto. Él pasó los 28 y todavía está con nosotros. No es supersticioso. Ve un gato negro y lo patea.
Pocos saben que Ledger había participado hace poco en una película de las que nos gustan:
la historia una pareja unida por el amor y la heroína. Su nombre es
Candy. Estimamos que algo pasó de un universo a otro. Del más allá de la vida, al más acá de la ficción. Yo soy muy supersticioso. Veo un gato y tiemblo.
21/01/08 (por Héctor Kalamicoy)
Bueno, parece que los jóvenes actores
toman la bifurcada para perderse en el bosque más oscuro.
Genial, es un motivo tan chistoso
tomarse en serio la muerte
de otros desconocidos.
¡Qué me importa! si no tengo otra cosa
a la que referirme. Simplemente
Heath Ledger
la cagó.
En este momento
debe estar comenzando a joderse en la morgue pálida y llena de sádicos
no más triunfo ni gloria ni conejos ni chaquetas
ni Oscars.
Alguien dice que lo entierren en
Australia, la de tiburones blancos, la de los amorosos y putos koalas
la locura australiana de este ex cowboy gay, ex guasón, ex patriota
cruzó la línea
¿Vendrá Mel Gibson en persona?
No creo que quiera
asomarse a ese hueco en la funda de madera
representante de Jesús
demente en su cruz que dice INXS
él, tan dulce como el culo de una abeja, cuando mira a la
cámara.
¿vendrá Nicole Kidman?
No puede llorar hace meses desde su rostro estirado
los diamantes no lloran y las actrices no lloran
ni paren ni sus ojos azules pueden voltearse
ni oscurecerse
tras la lluvia repentina. No va a venir. Eso es imposible. Estoy seguro. Tampoco va a envejecer nunca.
No viene nadie. Esos son los únicos australianos que conozco.
Nadie viene por el actor.
Nadie da una oración.
Pondrán, dos tipos como yo,
su culo en un cajón y el cementerio tiene pasto o nieve
¡qué mierda! es Estados Unidos, puede estar Batman, dándole la ultima
palada de blanca para joderlo sin que se note
o puede que algún cowboy llore en la montaña como una niña sus veintiocho
años desperdiciados una noche de fiesta en la que nadie quiere morir.