6/2/09

El tiranosaurio saurópodo: crónica de un engaño




Anoche estaba a punto de dormir cuando leo un mail de @bomboimantado con un link a esta noticia y una pregunta inquietante: "¿del mpn?"

Más allá de la felicidad que me produjo saber que camino al barrio Sapere habían encontrado un dinosaurio gigante, acorde al tamaño del alma de los habitantes de la ciudad, me sorprende la ignorancia de los redactores de La Nación, que confunden un saurópodo con un tiranosaurio. No ya la franca desaprensión por parte de los periodistas de Télam (de ellos es el cable), que al parecer han caído en tan franco ostracismo que ni siquiera se molestan en chequear Wikipedia.

Cuando era chico amaba los dinosaurios y coleccionaba cientos de revistas, videos y libros al respecto. Me había armado un pequeño kit de exploración siguiendo las instrucciones de una revista tremenda, casi mi iniciación en la complejidad del mundo, que tenía un nombre genial: Dinosaurios. Así que salía a caminar con mis amiguitas Ibel y Cecilia por las lomas que rodeaban la ciudad en busca de algo importante. No había duda: quería ser paleontólogo. El dueño del kiosco de revistas de la Villa de Piedra del Águila ya sabía que cuando el pequeño explorador caía con sus joggings parchados, había quilombo.

Mi temprana vocación, olvidada una década después cuando llegaron las revistas de rock a nuestras vidas, me coloca en un lugar privilegiado para afirmar con exactitud que los redactores del diario La Nación deberían ser más responsables a la hora de transmitir datos tan sensibles para los niños de los noventa, que pasaban sus tardes atentos y respetuosos a las fábulas de extinción que llegaban desde Norteamérica. Al menos, chequear ese tipo de datos: un saurópodo no es un tiranosaurio; un saurópodo es un animal parado sobre sus cuatro patas, herbívoro (y no "hervívoro" como consta en la nota), de peso mucho mayor que un terópodo (que es carnívoro como el T-Rex -no confundir con la banda de Marc Bolan-), pacífico y de hábitos gregarios. El tiranosaurio, en cambio, era un terrible hijo de puta que interrumpía las mansas tardes de pasturas que nuestro nuevo gran amigo compartía con su familia en un paisaje subtropical y pantanoso, en las inmediaciones del barrio Sapere, millones de años atrás.
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6 %:

Anónimo dijo...

loco, que los de perfil abran los ojos y te pidan a vos una columna semanal los sábados, en lugar de los bodrios del gordo guebel

Anónimo dijo...

Me sumo a la iniciativa.
Columna semanal, ya!

Anónimo dijo...

Alfredo, que frio que sos, esas revistas que leiste de niño te acercaron tanto a los dinosaurios y te alejaron de...va!!!!...los dinosaurios de LA NACION jaja

que lindo el SAPERESAURIUS!!
UN ABRAZo amigo

eskimo

Anónimo dijo...

columna de dinosarurios en la revista de CALF ya!!!

paula p dijo...

jaramillo: el 5to poder

Diego Vigna dijo...

Me creés si te digo que yo pasé por lo mismo? No es forzado, no es un intento más de esos, pero boludo, yo tenía un cubrecama con todos los modelos de los bichos, una locura total era. Y se me acabó igual: cuando compré Generación X, cuando me saqué ampollas en las yemas de los dedos de tanto imitar a Slash con una raqueta de tenis vieja. Eso fue como a los diez. Después vino Ten, y lo que ya sabés.

La Fuerza está conmigo

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