Recién llegado (recién llagado) de Buenos Aires, mi cuerpo viene más adelantado que mi cabeza, la cual quedó rebotando en algún tramo de la avenida Leandro N.Alem después de haber sido expuesta al rigor de noches largas y cielos encapotados.
Porca miseria, Buenos Aires.
La presentación del libro de Levín, mi cumpleaños el viernes, mi cumpleaños el sábado, la garganta abierta a cuanta promiscua ingesta se esté dispuesto a ceder (y lo digo literalmente, aunque por la mía haya pasado nada más que humo mucho humo y barquitos mojados en Stella Artois). William Blake tocando la puerta del bulo de la muerte, diciendo las cosas de siempre acerca del exceso y la sabiduría y bla bla bla. Hay que darle la razón al viejo.
En el medio Malvinas, 2 de abril y todo el rollo de lágrimas y amor a la Patria. Yo mismo me siento un soldado por estos días. Con qué facilidad se cae en el belicismo para inmediatamente después decir “la cuestión de la soberanía debe resolverse de forma pacífica”. ¿Entonces por qué Fernando Bravo lee por radio la carta de un soldado y llora y habla de la “sangre derramada nunca será vengada”? ¿Qué hace Taiana agitando diplomacias atildadas con la cabeza hecha un fierro caliente? ¿Qué hace Scioli, agitando como puede su brazo plástico al que anhela convertir en bazuka letal para aniquilar a todos los que piensan que él es una marioneta aburrida?
El consuelo: los libros, que no sacian el apetito ni la angustia pero te tallan la voluntad a pura sintaxis, a puro verso desencajado. “Poder escribir en este mundo es una desgracia con suerte”, opinó Levín el día en que dio a conocer su Igor.
Dan ganas de todo.
Porca miseria, Buenos Aires.
La presentación del libro de Levín, mi cumpleaños el viernes, mi cumpleaños el sábado, la garganta abierta a cuanta promiscua ingesta se esté dispuesto a ceder (y lo digo literalmente, aunque por la mía haya pasado nada más que humo mucho humo y barquitos mojados en Stella Artois). William Blake tocando la puerta del bulo de la muerte, diciendo las cosas de siempre acerca del exceso y la sabiduría y bla bla bla. Hay que darle la razón al viejo.
En el medio Malvinas, 2 de abril y todo el rollo de lágrimas y amor a la Patria. Yo mismo me siento un soldado por estos días. Con qué facilidad se cae en el belicismo para inmediatamente después decir “la cuestión de la soberanía debe resolverse de forma pacífica”. ¿Entonces por qué Fernando Bravo lee por radio la carta de un soldado y llora y habla de la “sangre derramada nunca será vengada”? ¿Qué hace Taiana agitando diplomacias atildadas con la cabeza hecha un fierro caliente? ¿Qué hace Scioli, agitando como puede su brazo plástico al que anhela convertir en bazuka letal para aniquilar a todos los que piensan que él es una marioneta aburrida?
El consuelo: los libros, que no sacian el apetito ni la angustia pero te tallan la voluntad a pura sintaxis, a puro verso desencajado. “Poder escribir en este mundo es una desgracia con suerte”, opinó Levín el día en que dio a conocer su Igor.
Dan ganas de todo.
Dame esa imagen mental que te está quemando las manos. Dámela ahora. Quiero verla encaminada derechito al renglón, montarse sobre sí misma para elevarse por encima de nuestro inmóvil y oscuro presente.
1 %:
Qué bueno, qué buenas son las ganas.
El futuro es de humita, Jaramillo.
Abrazo.
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