2006-2010
31/10/07
29/10/07
27/10/07
Un mediodía después del amor, el barrio del Abasto es una sonrisa, un seno. Yo voy por la calle con un diamante. A almorzar a un restaurante exótico (momento de preguntarme si no estoy abrazando ya una utopía liviana).
El hombre de tez trigueña selecciona unos valses en la rockola y se queda dormido. Y ahora tengo entre las manos una piedra que irradia calor.
En la calle, esperando el colectivo, de cara al sol y con los ojos cerrados, pienso en que nos hay dos estrellas que brillen igual.
Voy a viajar millones de años luz hacia el centro de tu pecho para descubrir con qué extraño rayo estás deteniendo el movimiento del universo.
El hombre de tez trigueña selecciona unos valses en la rockola y se queda dormido. Y ahora tengo entre las manos una piedra que irradia calor.
En la calle, esperando el colectivo, de cara al sol y con los ojos cerrados, pienso en que nos hay dos estrellas que brillen igual.
Voy a viajar millones de años luz hacia el centro de tu pecho para descubrir con qué extraño rayo estás deteniendo el movimiento del universo.
25/10/07
Viento nazi
Si hay una razón por la cual Neuquén debiera ser el escenario para una remake de Mad Max, es a causa del irritante viento que, como hoy, hace que afloren en mí los peores sentimientos y las ideas más recalcitrantes.
Escuchen esto: ráfagas de 88 km/h. Voladuras de techos. Suspensión del suministro de agua. Evacuaciones (hoy a la mañana estuve a punto de evacuarme yo mismo cuando amanecí y no había ni una sola gota de agua, a excepción del afluente de líquidos cloacales que corre sobre mi calle y que la empresa encargada de arreglar estos asuntos parece omitir a propósito, con el único objetivo de suscitar en mí un estado de ira desbordante que me convierte en un potencial mártir de Al-Aqsa).
La cosa se pone peor a tres días de las elecciones. Vengo de una reunión casual en la que me encontré diciendo que no dudaría en votar a Sobisch. Que la democracia es tan absurda que me encantaría que triunfe la derecha para contribuir a la confusión general. Ni botas ni votos: la derecha. El viento es de derecha. Neuquén es de derecha. Como buen neuquino chauvinista que soy, ¿por qué habría de votar como un progresista bienpensante? A la mierda. Votemos al hombre que está 100% preparado. Votemos a Sobisch y que salga la policía a la calle. Vistámonos nosotros como policías, también. Vistan a Néstor Pitrola de gendarme. Vistan a Pino Solanas con el uniforme de prefectura, súbanlo a un bote en el lago Mari Menuco y que se vaya a dormir con los peces.
Este domingo, sentémonos todos en el gran banquete de la derecha a beber whisky y tomar cocaína. No quiero más los locros de la izquierda ni los meetings del progresismo. Quiero ser de derecha, de la derecha falangista y convencida de que esto se soluciona con la llegada de Satán a la tierra. Y no me culpen: vivo en Neuquén, paraíso del alerta meteorológico, y acá no hay alfombras que alcancen para esconder toda la tierra y la mierda que en días como hoy inundan los pensamientos de nuestra hermosa comunidad.
Por eso una vez más voy a escapar de este Vietnam y por unos días pediré asilo en las avenidas caras de la Capital. Y el domingo estaré en Plaza de Mayo esperando las marchas de los blindados; que la política acelere la dialéctica de su destrucción y que Argentina se filtre kilómetro tras kilómetro en el barro inmundo del Río de la Plata.
Escuchen esto: ráfagas de 88 km/h. Voladuras de techos. Suspensión del suministro de agua. Evacuaciones (hoy a la mañana estuve a punto de evacuarme yo mismo cuando amanecí y no había ni una sola gota de agua, a excepción del afluente de líquidos cloacales que corre sobre mi calle y que la empresa encargada de arreglar estos asuntos parece omitir a propósito, con el único objetivo de suscitar en mí un estado de ira desbordante que me convierte en un potencial mártir de Al-Aqsa).
La cosa se pone peor a tres días de las elecciones. Vengo de una reunión casual en la que me encontré diciendo que no dudaría en votar a Sobisch. Que la democracia es tan absurda que me encantaría que triunfe la derecha para contribuir a la confusión general. Ni botas ni votos: la derecha. El viento es de derecha. Neuquén es de derecha. Como buen neuquino chauvinista que soy, ¿por qué habría de votar como un progresista bienpensante? A la mierda. Votemos al hombre que está 100% preparado. Votemos a Sobisch y que salga la policía a la calle. Vistámonos nosotros como policías, también. Vistan a Néstor Pitrola de gendarme. Vistan a Pino Solanas con el uniforme de prefectura, súbanlo a un bote en el lago Mari Menuco y que se vaya a dormir con los peces.
Este domingo, sentémonos todos en el gran banquete de la derecha a beber whisky y tomar cocaína. No quiero más los locros de la izquierda ni los meetings del progresismo. Quiero ser de derecha, de la derecha falangista y convencida de que esto se soluciona con la llegada de Satán a la tierra. Y no me culpen: vivo en Neuquén, paraíso del alerta meteorológico, y acá no hay alfombras que alcancen para esconder toda la tierra y la mierda que en días como hoy inundan los pensamientos de nuestra hermosa comunidad.
Por eso una vez más voy a escapar de este Vietnam y por unos días pediré asilo en las avenidas caras de la Capital. Y el domingo estaré en Plaza de Mayo esperando las marchas de los blindados; que la política acelere la dialéctica de su destrucción y que Argentina se filtre kilómetro tras kilómetro en el barro inmundo del Río de la Plata.
24/10/07
23/10/07
El fuego del Oeste
Olvidá los silogismos
soltá rápido tu prédica
que esta tarde se quema el Oeste
lo quema el sol
y en la loma de la Avenida
veo un campo en llamas
como una tormenta
en Júpiter o Marte
sin el beneficio
del vacío inmóvil
¿No podría ser
este instante parecido
al fin del mundo?
Si hoy caigo
vas a venir a levantarme
Si hoy caigo
vas a saber que esto
no es poesía, es apenas
el Oeste quemándose a lo lejos
con sus perros negros
perros negros en la calle
todos muertos
La barda entera tapará
tu puerta, enterrará
los barrios
Seremos como esa ficción
de las tumbas chinas
estatuas horneadas
bajo la tierra
Vamos por otras 36
horas sin dormir
como alguien que vuelca en la ruta
besando el ruido de la destrucción.
22/10/07
18/10/07
Éste soy yo a los diez años en el estadio de los Seattle Supersonics. El negro grandote es Shawn Kemp, "The Reign Man". Hacía unas volcadas espectaculares y yo siempre quise conocerlo. Una vez vino a jugar a la Caldera contra Independiente de Neuquén, y pintamos todo el estadio de verde y amarillo para que él se sintiera como en casa. "I like the barda, man", nos confesó cuando paseábamos por la Plaza de las Banderas. Después lo devolvimos al parquet y mi papá nos sacó esta foto. La tengo enmarcada en la pared más grande de mi habitación. A los que no me creen que vivo en Seattle les señalo el autógrafo y dejo que se queden pensando. Pobres. Se van a a caer de culo cuando sepan que Stone Gossard me acompaña al karaoke todos los viernes.
Hola, Terrícola
Creíamos que después de Roswell y El Día de la Independencia ya no había posibilidad de que otro alienígena pudiera sorprendernos. Sin embargo, gracias a la sagacidad de Gonzo y su equipo de inteligencia republicana, nos enteramos de que Marciano Cantero, mítico líder de Los Enanitos Verdes, tiene un sitio en My Space. Allí, el autor de "Lamento Boliviano" señala que es amigo de Sting, de Elvis Costello y de Morrissey, al tiempo que confiesa que su héroe es Javi, su pequeño hijo.
¿Veremos, de aquí a 50 años, documentales que muestren el cadáver de Marciano recostado sobre una cama de aluminio? ¿Seguirá siendo Chiche Gelblung el encargado de hacer llegar a cada hogar la espeluznante noticia de que todo este tiempo habíamos bailado "La muralla verde" en las tertulias, sin saber que éramos víctimas de un complot galáctico para colonizar nuestro inconciente? A quemar esos viejos cassettes. Marciano está en la web y la invasión, ahora sí, no tiene vuelta atrás.
17/10/07
Periodismo de la crueldad
"Sabemos de su interés en que el periodismo sea una herramienta para construir una sociedad más justa, solidaria y democrática", dice la invitación que me extendieron esta tarde. El dato es que la esquela va dirigida a un tal Hugo Torres Maligno, tal el nick que yo usaba en una vieja casilla de mail que abrí a los 17 años y cuyos ribetes inverosímiles -por decir lo menos- no parecieron despertar ni la más mínima sospecha sobre la identidad de quien ahora suscribe.
La charla a la que fue invitado Maligno era con ex compañeros de Rodolfo Walsh en ANCLA.
Maligno puso en duda que el periodismo sea una herramienta para construir una sociedad más justa, solidaria y democrática.
Maligno se quedó en casa leyendo a Antonin Artaud.
La charla a la que fue invitado Maligno era con ex compañeros de Rodolfo Walsh en ANCLA.
Maligno puso en duda que el periodismo sea una herramienta para construir una sociedad más justa, solidaria y democrática.
Maligno se quedó en casa leyendo a Antonin Artaud.
16/10/07
Tiburón a cazar, tiburón
¿Recordás cómo fue?
Yo iba en una corriente tibia
alejándome de casa, de mis peces
Necesitaba estar solo
Vi a miles de surfers desde abajo
deseé su carne
navegué mil continentes
me creí en paz
Vos eras la luz del arrecife
La gente en la playa
te confundía con un delfín
Como yo, elegiste irte
El día en que nos conocimos
el sol ardía
así que los dos nadábamos bajo
en el abrigo del coral
rozamos nuestras aletas
dorsales, ventrales
perdimos de vista
a los pescadores furtivos
olvidamos el ruido
la marea roja
Y te veo a mi lado ahora mismo
flotando
y llega el turno de cazar...
13/10/07
12/10/07
10/10/07
Neuquén es Seattle
Vas caminando por la calle y se te mojan los zapatos. Mirás hacia arriba y hay edificios levantándose, pero ninguno se parece a la Space Needle. No importa. No dejes que te desanimen. Seguí tres cuadras más, justo cuando se abra la plaza. Parate ahí y mirá el horizonte. Del otro lado del río. Barda. La última barda. Recordá esa canción, esa canción, y ahora levantá tu cara al cielo y dejá que las gotas caigan dentro de tu boca. Volvé a tu casa. Sacá del cajón esa vieja camisa leñadora que nunca te volviste a poner. Escribí una canción triste que hable de vos. Y escribile otra a una mujer que perdiste. Acurrucate en la cama. Llegaste a Seattle.
Pero una palabra tuya bastará para sanarme
¿Quién dice algo? ¿Cuánto y hacia qué lado del termómetro se mueve la aguja de la "opinión pública"?
Acá y acá: Adiós a las armas (la verdad está en la punta de un comment)
Y acá: la conectividad como lujo fascista.
8/10/07
La Cultura del reviente (etnografía alcoholizada en el Premio Chandon)
(NEUQUEN) Es lunes 18 de septiembre y (8300) no debería estar aquí, en el hall de entrada del MNBA, donde se apiña el ganado esnob y perfumado que en unos minutos más entrará a la sala de exhibición a reventarse la primera noche de la semana con burbujas de champán y arte contemporáneo. Puertas adentro, unos culos perfectos se mueven velozmente por el espacio de la galería ultimando los detalles para recibir a los visitantes en la entrega de premios del Cultural Chandon 2007, una ecléctica muestra de artes visuales que pretende reunir la producción de los young americans artists del país.
No debería estar aquí porque, según explicó una asistente al momento de extender a este cronista la invitación especial para presenciar el evento, Mr. Smoljan y el resto de la cultura local quedaron muy enojados con la tapa del último número. Todos la recuerdan: Pechi meaba como un angelito de Lola Mora, y la imagen profana pareció disgustar las elevadas maneras de nuestro intendente.
Así que digamos que estábamos de incógnito. Pero no era difícil pasar desapercibido entre tanto tapado sintético y camisa de ocasión, calzas negras y remeras al cuerpo que en poco tiempo más comenzarían a pasearse con impostado desparpajo por las salas del museo.
Cuando las puertas se abren, parecemos viajar en un avión descomprimido y una columna de carne estalla hacia el interior de la galería, donde una cámara con luz potente captura las caras atontadas de la multitud ingresando al recinto. Ya ahí nomás, sin mediar palabra más que una música que bien podría ser Vivaldi (interpretada por un cuarteto de cuerdas al que nadie presta demasiada atención), irrumpen mozos y mozas mientras todos empezamos a barajar las tácticas para quedar cerca de las tres barras alfombradas con copas altas, rebosantes de espumosa belleza y promesas de diálogo impune bajo la rosada estrella luminosa de Chandon.
Están todos los que tiene que estar: Pechi, Farizano; Mr.Smoljan y una Señora (rubia, alta, platinada, bien) a la que algunos señalan como su mujer; una fuente que ya se había anudado a la barra me dice: “Rosana Suther. Decile que te hable en alemán y MORISSSSS”. En la parte de los discursos nombran también a un cónsul honorario de Francia y algún pez gordo de la bodega patrocinante.
Se habla de “federalización”, “este museo es maravilloso”, bla bla bla. Pechi está parado al lado de una ejecutiva caribeña que le saca dos cabezas; cuando le toca el turno, empieza: “Vecinos y vecinas de Neuquén:”... y así. Mientras tanto el señor de saco azul toma; la chica de Bellas Artes toma; los periodistas; los ancianos; las autoridades toman. Del sopor sólo los saca una frase (“Cuando se invierte en cultura no hay forma de equivocarse”) seguida de un chasquido de euforia cuando Mr.Smoljan toma el micrófono y anuncia: “Además, tenemos la grata coincidencia de que hoy sea el cumpleaños del intendente”.
Se encienden los aplausos.
Más champán.
Tocce está al lado mío y no lo puede creer. Lo va a creer menos cuando unos minutos después lo llamen desde el palco para entregarle una mención especial de 1.200 pesos. Una completa miseria.
Se corre la bola de que Lalo Mir está en el lugar. Lo vemos ahí. Una señora se le acerca a decirle no sé qué y el conductor se la saca de encima como quien se quita mierda del hombro. Así sacará también a este diario cuando se le obsequie un ejemplar del mes de mayo:
“Es para difundir, Lalo”.
“...”.
Todo un entusiasta.
Cuando comienzan a romperse las copas, los funcionarios se van de a poco, hora prudencial y hay que cuidar la campaña. La fiesta sigue su ritmo apenas lo necesario para que se acabe la bebida y los borrachos de siempre terminen de darse una última vuelta de tuerca.
Si me preguntan por los cuadros, no sé. Estábamos adentro de uno.
No debería estar aquí porque, según explicó una asistente al momento de extender a este cronista la invitación especial para presenciar el evento, Mr. Smoljan y el resto de la cultura local quedaron muy enojados con la tapa del último número. Todos la recuerdan: Pechi meaba como un angelito de Lola Mora, y la imagen profana pareció disgustar las elevadas maneras de nuestro intendente.
Así que digamos que estábamos de incógnito. Pero no era difícil pasar desapercibido entre tanto tapado sintético y camisa de ocasión, calzas negras y remeras al cuerpo que en poco tiempo más comenzarían a pasearse con impostado desparpajo por las salas del museo.
Cuando las puertas se abren, parecemos viajar en un avión descomprimido y una columna de carne estalla hacia el interior de la galería, donde una cámara con luz potente captura las caras atontadas de la multitud ingresando al recinto. Ya ahí nomás, sin mediar palabra más que una música que bien podría ser Vivaldi (interpretada por un cuarteto de cuerdas al que nadie presta demasiada atención), irrumpen mozos y mozas mientras todos empezamos a barajar las tácticas para quedar cerca de las tres barras alfombradas con copas altas, rebosantes de espumosa belleza y promesas de diálogo impune bajo la rosada estrella luminosa de Chandon.
Están todos los que tiene que estar: Pechi, Farizano; Mr.Smoljan y una Señora (rubia, alta, platinada, bien) a la que algunos señalan como su mujer; una fuente que ya se había anudado a la barra me dice: “Rosana Suther. Decile que te hable en alemán y MORISSSSS”. En la parte de los discursos nombran también a un cónsul honorario de Francia y algún pez gordo de la bodega patrocinante.
Se habla de “federalización”, “este museo es maravilloso”, bla bla bla. Pechi está parado al lado de una ejecutiva caribeña que le saca dos cabezas; cuando le toca el turno, empieza: “Vecinos y vecinas de Neuquén:”... y así. Mientras tanto el señor de saco azul toma; la chica de Bellas Artes toma; los periodistas; los ancianos; las autoridades toman. Del sopor sólo los saca una frase (“Cuando se invierte en cultura no hay forma de equivocarse”) seguida de un chasquido de euforia cuando Mr.Smoljan toma el micrófono y anuncia: “Además, tenemos la grata coincidencia de que hoy sea el cumpleaños del intendente”.
Se encienden los aplausos.
Más champán.
Tocce está al lado mío y no lo puede creer. Lo va a creer menos cuando unos minutos después lo llamen desde el palco para entregarle una mención especial de 1.200 pesos. Una completa miseria.
Se corre la bola de que Lalo Mir está en el lugar. Lo vemos ahí. Una señora se le acerca a decirle no sé qué y el conductor se la saca de encima como quien se quita mierda del hombro. Así sacará también a este diario cuando se le obsequie un ejemplar del mes de mayo:
“Es para difundir, Lalo”.
“...”.
Todo un entusiasta.
Cuando comienzan a romperse las copas, los funcionarios se van de a poco, hora prudencial y hay que cuidar la campaña. La fiesta sigue su ritmo apenas lo necesario para que se acabe la bebida y los borrachos de siempre terminen de darse una última vuelta de tuerca.
Si me preguntan por los cuadros, no sé. Estábamos adentro de uno.
4/10/07
3/10/07
Yo fui un Spooky Kid
Debía tener 14 años cuando escuché por primera vez un tema de Manson. Me acuerdo que estaba merodeando cerca de la pileta cuando empezó a sonar "Sweet dreams", el cover de los Eurythmics, en la radio.
Un tiempo después llegó a mis manos el disco original de Antichrist Superstar: un grupo de andróginos drogados haciendo música industrial. Yo iba a primer año en un colegio de curas, y a partir de ahí las cosas se empezaron a poner buenas.
Por entonces ya empezábamos a comprar revistas de rock. Mi amigo el Formoseño fue el primero en comprarse una: la Rip. No tardó en volverse fanático de Manson, y yo tampoco.
Pasamos muchas noches escuchando esas canciones de devastación, imaginando historias con asesinos seriales en algún barrio de la ciudad. Pero estábamos lejos: lejos de Estados Unidos y lejos del monstruo. La adolescencia es un mito demasiado grande como para poder convivir con otro.
Mariliyn Manson estuvo en Buenos Aires hace unos días. Ahora que leo los reportajes y veo las fotos, me doy cuenta de que me hubiera gustado entrevistarlo para enterrar de una vez por todas esos años. Enterrarlos y enterrarme yo mismo con todo eso.
Por entonces ya empezábamos a comprar revistas de rock. Mi amigo el Formoseño fue el primero en comprarse una: la Rip. No tardó en volverse fanático de Manson, y yo tampoco.
Pasamos muchas noches escuchando esas canciones de devastación, imaginando historias con asesinos seriales en algún barrio de la ciudad. Pero estábamos lejos: lejos de Estados Unidos y lejos del monstruo. La adolescencia es un mito demasiado grande como para poder convivir con otro.
Mariliyn Manson estuvo en Buenos Aires hace unos días. Ahora que leo los reportajes y veo las fotos, me doy cuenta de que me hubiera gustado entrevistarlo para enterrar de una vez por todas esos años. Enterrarlos y enterrarme yo mismo con todo eso.
2/10/07
La vieja terminal
¿Qué irán a hacer
sobre los escombros de la vieja terminal?
Construirán un cementerio
y enterrarán a la gente que conozco
que un día abandonó esta ciudad
y al regresar se vio vacía
Unos años apenas:
vómito tibio, tierra devastada, extravíos
saber que nadie recordará los bares del Bajo
las figuras de miedo que en sus mesas
bebían el aceite negro de los bondis a Plottier
Me acuerdo
que en el caldo del asfalto yo te dije
voy a volver
voy a volver y me dejaré ir en el fuego de la tarde
íbamos juntos a quemar el mapa
olvidar el nombre de todas las calles
pero alguien hizo ya el trabajo por nosotros
y ahora miramos el cráter
y están los viejos compañeros de colegio
los empleados bancarios
los maratonistas
Soñaste con el amor, volvés al ruedo
despertás con un máquina vibrando en el pecho.
1/10/07
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