2006-2010
29/12/06
Schroeder es cultura
27/12/06
Advertencia
A los dueños o empleados mal pagos del café Cirano, ubicado en el patio de la nostálgica y tristemente iluminada Galería Jardín;
A todo el que intente imitarlos;
Les advierto:
Dejen de pegar sus carteles encima de los afiches de los Villancicos Brutales porque va a estar todo mal.
En realidad ya está todo mal.
No tienen códigos.
Así que déjense ver, cretinos autogestionados unos, aristócratas made in Senillosa los otros.
Que tiramos una moneda a ver si lo arreglamos por las buenas
o por las malas.
"Los Villancicos Brutales", oportunos y fatales
Funes, con tres dedos
24/12/06
Navidad con Karen
23/12/06
15 minutos villancicos
Mientras la cámara mostraba cómo Diana, la dueña de Arpillera, ingresaba unas cervezas tibias que iban a servir de decorado para nuestra corteza cerebral vespertina, leíamos poemas.
Qué son Los Villancicos Brutales
La iniciativa nació de un encuentro casual en Buenos Aires entre Lucas “Funes” Oliveira (organizador del ciclo de lecturas Los Mudos, administrador del blog www.lestroispetitscochons.blogspot.com, e integrante del grupo de escritores conocido como El Quinteto de la Muerte) y Alfredo Jaramillo. Allí surgió la idea de organizar un recital de lecturas en Neuquén con la presencia de escritores jóvenes de Buenos Aires y el Alto Valle, narradores y poetas que desde hace tiempo circulan y producen en el campo de la literatura, la mayor parte de las veces de manera subterránea y marginal.
De este modo Los Villancicos Brutales pretende ser no sólo un espacio de encuentro y celebración alrededor de la literatura, sino una ocasión para dar a conocer a toda esa obra oculta al gran público a través de una suerte de espectáculo varieté en el que se suceden unos a otros narradores, poetas y músicos.
Los escritores porteños que protagonizarán el recital son el grupo conocido como El Quinteto de la Muerte (integrado en esta ocasión por Funes Oliveira, Federico Levín, Ricardo Romero y Leonardo Oyola), María Eugenia Rombolá, Natalia Moret, Carina Chavar, Magalí Flaks y SúperLoyds. Mientras tanto los neuquinos y valletanos presentes en el evento serán los Hermanos Kalamicoy, Griselda Fanese, Verónica Padín, Mario Inostroza, Alfredo Jaramillo y Diego Vigna.
La lectura de cuentos y poemas estará acompañada por la interpretación de distintas piezas musicales creadas ad hoc por algunos de los músicos invitados, que también tocarán temas de su repertorio habitual. En “Los Villancicos Brutales” se podrá escuchar la música de Ruido Explícito (unplugged), La Seca, Volva, Pacha Mendes, Cantor Medina, y la guitarra porteña de Facundo Gorostiza. También hará su debut en la región DJ Burkina Faso, quien se encargará de amenizar la velada con melodías electrónicas de factura propia.
22/12/06
18/12/06
Tras bambalinas
13/12/06
Uno más que viene
12/12/06
El otro homenaje
Había nacido en la misma ciudad que dio a luz a su asesino, Valparaíso. Y murió 33 años antes que él.
11/12/06
Vigna se prepara
10/12/06
A la caza del chimango
Así que no me fui, sino todo lo contrario. Estamos cargando el obús. Persiguiendo a los chimangos.
5/12/06
Karen 0.6 (La ansiedad de la expectativa)
Lo que viene lo que viene
1/12/06
El glamour y las ideologías
Esa mañana el despertador tendría que haber sonado a las 8, pero vaya a saber por qué razón la alarma tronó una hora y media después. No estaba tan mal, después de todo, levantarse a esas horas... mi idilio con la polilla y una honda sensación de culpa habían logrado extenuarme por completo; se imponía dormir bien.
Estaba en la casa del Lobo Bueno, que vive en un edificio construido muy probablemente durante la Década Infame. Algunos dicen que en las noches se escuchan los aullidos del General Justo y toda su tropa, pero yo siempre he llegado demasiado cansado o demasiado borracho como para dedicarle mi atención al fantasma de un militar golpista.
A las diez de la mañana estábamos esperando el 41 sobre Pueyrredón para ir hasta la facultad de Psicología, donde estudia el Lobo Bueno. Íbamos de buen humor, entusiasmados con las actividades que habíamos planificado para la jornada. Mi compañero había logrado convencerme de acompañarlo recurriendo a una estrategia eficaz, basada en los resultados de una minuciosa estadística demográfica: “En psicología, nueve de cada diez estudiantes son minas. Y ocho de cada nueve están buenas”. Recién cuando llegamos me daría cuenta que tanto su promesa como su cálculo eran completamente falaces.
Luego de una breve estadía en el edificio y de un posterior recorrido por la sede Independencia de la misma facultad, ubicada a siete cuadras de allí, hicimos un alto y fuimos a comer al hospital Ramos Mejía. Cuando el Lobo Bueno me dijo que el nosocomio era un buen lugar para ir a almorzar, yo guardé silencio y le seguí la corriente. Entramos. De repente nos topamos con un buffet muy bien puesto, colmado de chaquetillas blancas, celestes y azules. Médicos residentes. Todos jóvenes. Algunas médicas estaban buenas. Algunas estaban muy-muy buenas. Le dije al Lobo que las estudiantes de medicina y las médicas me atraían de una manera muy especial. Él me dijo que sería un garrón estar con una: “Te estarían auscultando todo el día”, sentenció.
Terminamos el almuerzo y nos dirigimos, vía subte línea E, a la calle Puán, donde queda el mausoleo de Filosofía y Letras. Revisé ficheros interminables. Ficha por ficha. Ni una sola computadora. Fantaseaba con la idea de que alguna de esas fichas había sido tocadas por Beatriz Sarlo o Chacho Álvarez, que como todos saben (y aunque no lo parezca) es licenciado en historia, además de ser un cagón.
Salimos de ahí como a las cuatro de la tarde. El sol estaba insoportable. Mientras sacaba fotocopias alguien gritó ni nombre desde lejos. Era Anna, la finlandesa. “Me vuelvo mañana”. A Helsinki, claro está. “Nos juntamos esta noche en un restaurant. Te anoto la dirección”. Le alcancé un volante y le señalé el reverso, donde puso los datos. El volante anunciaba un homenaje por el 150° aniversario del nacimiento de Freud. Había una foto del célebre psicoanalista sobre un fondo negro. Un cono de luz le iluminaba la cara. “Pepito Cibrián presenta: Freud: el musical”, bromearíamos después con el Lobo Bueno.
Desde allí nos dirigimos al Centro de Investigación de la Cultura de Izquierda, un lugar curioso, más que interesante, donde el Lobo Bueno quería averiguar no sé qué cosa sobre Vigotski y el Partido Comunista Argentino. Fuimos caminando por una avenida Rivadavia repleta de gente, vidrieras y mugre. Cuando llegamos, el pibe que nos atendió nos pregunta qué estamos buscando específicamente. “Si, mirá”, contesta el Lobo Bueno, “estoy buscando documentos sobre la recepción de la psicología soviética en la Argentina”. El flaco lo miró raro e hizo un gesto de desconcierto; debe haber pensado que éramos unos trotskistas en medio de un viaje de anfetas. Cuando me pregunta a mí, yo le contesto que “soy estudiante de ingeniera civil y estoy interesado en conocer cuáles eran las medidas del paredón que utilizaba Stalin para fusilar a los disidentes”. No me creyó, con justa razón.
La cuestión fue que salimos del lugar y decidimos trasladarnos hasta el siempre reluciente Centro Cultural Borges, ubicado en Viamonte esquina San Martín, empotrado en la fastuosidad precio dólar de las Galerías Pacífico. Se supone que íbamos a intentar entrar sin pagar a una muestra fotográfica. Y digo “íbamos a intentar” porque mientras buscábamos la sala de la exposición, vimos que en el salón contiguo había algo extraño: gente, cámaras, mozas, un cartel de “Latitud 33°” en la puerta. Yo lo miré al Lobo Bueno y le digo: “Vamos acá”.
Apenas ponemos un pie en el lugar vemos a Gastón Pauls. Después vemos a su hermano Nicolás. Cámaras. Periodistas. Glamour. Pelotudeo. Advertimos que al final del salón había un stand con vino, adonde nos dirigimos rápidamente antes de preguntarnos de qué se trataba todo, antes de que se supiera que éramos unos infiltrados y nos echaran a patadas. Ya con sendas copas de vino tinto “Latitud 33°” en la mano, decidimos enterarnos de qué iba todo ese asunto: era la presentación de “Hacer visible”, una iniciativa del programa de Pauls Humanos en el camino que busca, según constaba en los carteles informativos que ninguna de las chicas con zapatos raros leía, “poner en contacto a personas que colaboren con aquellas que lo necesitan”. Los muchachos se encargan de enfatizar que la iniciativa es “un modelo de solidaridad y compromiso social”, instando a “tomar conciencia de que todos somos responsables de la pobreza, la injusticia y la desigualdad de oportunidades”.
Mientras leíamos atentamente y apurábamos las copas de tinto, un muchacho con camisa floreada y sombrero se paseaba cerca nuestro sin saber mucho que hacer. Más allá, Gastón Pauls era acosado por la notera de Mañanas informales, una gorda gritona que quería robarse el protagonismo de la escenita mediática que se estaba montando en un ala del salón. Por todos lados había grupitos de hombres y mujeres, mediana edad, ropa cara, riéndose a medias para que la carcajada no les torciera la pose. El mejor de todos era un viejo freak de gafas anaranjadas: le hablaba a todos pero nadie le daba pelota. Tenía una bolsa de plástico en la mano. Yo lo miraba con insistencia animándolo a que se nos acerque a charlar. No tuve éxito: prefirió irse al fondo a buscar más vino.
En otro momento divisamos a Pacho O´Donell (¿?), que admiraba entusiasmado las frases inscriptas en los muros de la sala. Paseaba con un bastón, acompañado por una chica más joven que –supusimos con el Lobo Bueno- debía ser su nieta. De repente se acerca un fotógrafo y le dice algo, entonces Pacho hace pose y mira la foto, se lleva una mano al rostro, inclina el bastón con destreza, y en menos de diez segundos termina de convertirse en el Gran Oligarca, patrón de estancia, funcionario menemista, raro biógrafo del Che. Me dan ganas de agarrarlo de los cachetes como si fuera un perro labrador.
Mientras yo miro a Pacho, el Lobo Bueno no puede sacarle los ojos a una moza con pelo ponytail. “Me gustan las petisas”, me confiesa, y ésta de veras que es un pony con las crines de color castaño. Nos ofrece empanadas, que aceptamos sin vacilar para acompañar las nuevas copas de vino que acabamos de pedir. La gente se sigue riendo a medias. Hay muchas camisas raras y olor a perfume. Gastón Pauls no para de hablar. El Lobo Bueno se enoja y me dice: “A mi no me cagan: se viene a hacer los progres y hacen asistencialismo en el Borges”. “Asistencialismo en el Borges”, pienso yo. “Responsabilidad social de la pequeña burguesía”. Casi como una respuesta a nuestros comentarios, yéndonos del lugar vemos un cartel que no habíamos visto: “¿Sirven este tipo de acciones?”, se pregunta. “¿Profundizan o banalizan”. Enseguida se contesta: “Esta muestra intenta documentar sin estetizar”. Con el Lobo nos miramos y, al salir, el chico de sombrero look-tapa-de-revista mira imágenes del programa sobre la Guerra de Malvinas.
Lo que pasará al final del día será intenso y fugaz: cena con la finlandesa y sus amigos en un restaurant ruso. Las banderas de Lenin cubren el lugar. Hablamos con la moza, una siberiana que vino al país hace seis años desde Kiev. Un contingente sale afuera a fumar. Al regresar hay vasos repletos de vodka. Me tomo tres de esos. Ya estoy ardiente. Hablo con todo el mundo. Hasta con un armenio, que me muestra un carnet de portación de armas y además me explica que es cristiano gregoriano. Hay finlandesas por todos lados. Adentro está el Lobo Bueno hablando con una colombiana, estudiante de antropología. Se entienden bien, se ríen. Yo afuera fumo otro cigarrillo, pienso en Lenin y Gastón Pauls a la misma vez. Debe ser el vodka, imagino. Pero más probablemente fue culpa del miércoles. Día plagado de anomalías.
28/11/06
Una polilla en un Chevallier
Como es habitual una vez por semana, anoche el Chevallier paró en General Acha para permitir que los pasajeros bajen a cenar "a cargo de la empresa", según reza el desgraciado credo que la compañía les hace repetir a los choferes, siempre gordos y maldormidos.
El pelotón de viajeros se sentó en las mesas a cenar una comida intrascendente, hecha con fastidio: se notaba en el sabor y en la manera en que los pasajeros encarábamos los platos, mirándonos los unos a los otros, no resueltos del todo a comenzar tan extraño ritual en medio de tantos desconocidos.
La cosa fue rápida y enseguida estábamos de vuelta arriba. De repente, mientras el colectivo hacía marcha atrás para reemprender su camino, me sobresalté cuando vi un insecto enorme y alado encima de mi rodilla. Yo llevaba las piernas cruzadas y atiné a ponerlas en posición normal para alejarlo, pero enseguida desistí y comenzé a examinarlo con más detalle: era un insecto del tamaño de un reproductor MP3. Como un MP3 de color pardo, con alas y pequeñas manchas coloridas en la cara. Unos ojos enormes me interrogaban desde mi rodilla, bajo la sábana de luz blanca que emanaba desde el techo.
No quería matarlo porque el bicho comenzaba a caerme bien y porque, para qué negarlo, también lo compadecía: por error o curiosidad, el insecto que hace minutos revoloteaba la noche pampeana ahora estaba encerrado en una jaula viajante rumbo a la capital de la república.
El insecto me simpatizaba pero también me incomodaba mucho. Decidí ejecutar una solución intermedia: sólo lo golpearía levemente con el dedo medio, con la cómoda displicencia de saber que el gesto es amistoso, que es como decirle: "Todo bien con vos. Si querés otro día tomamos algo, pero ahora no". El bicho, que era como una polilla gigante, fue a parar al asiento de enfrente. La señora rubia de la butaca 26 ni se dio cuenta. Uno que sí se anotició fue el de la butaca de al lado, que se reía y me decía: "Uy, ahora voy andar re perseguido con el bicho dando vueltas por acá". Yo le contesté que yo también me iba a poner paranoico, y el flaco que iba adelante mío se dio vuelta y me dijo algo que no entendí, pese a lo cual respondí con una sonrisa, como dicta el código de cortesía del viajante.
Atrás éramos sólo cuatro pasajeros más la señora, a cuyos pies el insecto se recuperaba de la caída y reflexionaba sobre la traición. Toda la sección trasera del bus estaba convulsionada por la situación: no hablábamos mucho, pero en el fondo todos teníamos miedo de amanecer con el insecto en la boca o lo que es peor: con larvas en los orificios, acaso como una venganza, como un conjuro maldito que haría surgir a la prole coleóptera en medio del bamboleo del colectivo.
Así estaban las cosas cuando apareció uno de los choferes, igual de gordo y maldormido. Él también percibió algo raro. Fue ese el momento en el cual el insecto se alzó nuevamente en vuelo, dirigiéndose a los asientos de más atrás. "Acá tiene uno que no pagó pasaje", bromeé yo, que a esa altura pensaba que cualquier gilada que pudiera decir iba a entrar como por un tubo. El chofer advirtió la trayectoria de la polilla y la siguió. "Esta no va a joder más", respondió cortante. De repente el hombre se inclinó sobre uno de los asientos, agarró una de las almohadas y le sacudió al insecto sin reparos. Uno o dos intentos fueron en vano, pero el tercero fue letal y dio en el blanco. "Ahí hay uno que va a dormir bien", probé yo de nuevo, que a esa altura me creía Cacho Buenaventura.
La quietud volvió a hacerse presente en la parte trasera del bus, pero yo no pude quitarme la consternación. Quizás haya sido porque luego del incidente volví a la lectura de ese cuento de Cortázar, "La autopista del sur", que había dejado interrumpida cuando el insecto se posó en mi rodilla. Y ya estaba en las últimas líneas, esas en la que el narrador se pregunta "por qué esa carrera en la noche entre autos desconocidos donde nadie sabía nadie de los otros, donde todo el mundo miraba fijamente hacia adelante, exclusivamente hacia adelante".
De repente pensé en el insecto, en el insecto gigante y alado.
Atrapado en un colectivo
golpeado
yendo como todos nosotros
siempre
ciegamente
hacia adelante.
23/11/06
Karen 0.5 (Déja vu)
Ella cree haber pasado por esta situación antes: un perfume, un color, algo familiar hay en el aire. Y en pleno ejercicio de su memoria recuerda el río Limay, y no puede evitar que un efluvio caliente de extremo regocijo le brote desde el pecho...
Premios "Semiótica bizarra 2007"
Su trabajo "Sociedad del conocimiento, deseos y dinero", presentado en el simposio nombrado en el post anterior, fue elegido por sus pares como mejor título del año. La terna finalista estaba integrada además por "La ópera del mondongo", de Ezequiel Álvarez Cuesta (Universidad del Atlántico) y "La insoportable claridad de la transparencia", de Alberto Abouchaar (Universidad Nacional de Colombia).
Según fuentes muy cercanas al jurado que prefirieron mantener el anonimato, la cosa estuvo peleada y hasta hubo amenazas de muerte por parte de Álvarez Cuesta. "Si no elegís a la ópera te hago violar por medio regimiento de las FARC", se le escuchó decir al académico colombiano.
A pesar de los incidentes, el jurado mantuvo su decisión y se inclinó por el trabajo de Silva, del que destacaron de manera sobresaliente "su honestidad intelectual condensada en el título, sobre todo en la parte en la que dice la sociedad del conocimiento le genera deseos de dinero".
Desde esta humilde tribuna de opinión, le hacemos llegar al Profesor Silva nuestras más sinceras felicitaciones.
21/11/06
Semiótica bizarra
17/11/06
Vocación
parece fácil rehacer una vida:
pasás por la tabla a tus viejos amores
sonreís sin prisa a tus adversarios
elegís un nuevo y verde
cepillo de dientes
Como si todavía hubiera tiempo para
ser intelectual de izquierda
drogadependiente o
testigo de un tiroteo
Pero un golpe seco revienta la puerta
y el calidoscopio cae al suelo
No es sorpresa que asome
un mago envuelto en humo,
laureles, y una galera
repleta de conejos muertos.
16/11/06
Tampones y dinosaurios
13/11/06
La Juvenilidad publicitaria en Buenos Aires
Para los amigos porteños o los viajantes: quien ande cerca del Centro Cultural San Martín el martes a la tarde, llevo la juvenilidad a Buenos Aires. Pueden entrar con birra y con los trapos. Si es un embole también pueden apretar a los ponentes a la salida, como hizo la barra de Gimnasia con Troglio.
9/11/06
Días violetas
7/11/06
The attack of the Jacarandás
6/11/06
Polvo de domingo
Mañana otra vez el colectivo a Buenos Aires. Tendré suerte si no pasarán por quinta vez consecutiva una comedia romántica en la que la chica pasa por una situación dramática y luego se alza como Fénix radiante por obra y gracia del amor. Sí... a veces me parece que la cápsula móvil de un colectivo es el único sitio para la felicidad.
4/11/06
Ventanas mapuches
3/11/06
Mi sueño frustrado de ser ABC1
Yo quería ir para ver la cocina de los anuncios que analizo en mi investigación. Conocer el paño, mezclarme entre ejecutivos de multinacionales y copas de champán, hacerme el interesado, posar yo también para la foto. O sea: rodearme de ese aire cuidadosamente estudiado que flota en el ambiente publicitario. Poseer ese atributo, idéntico al del agua Ser: devenir una entidad levemente gasificada.
Pero no tengo ni dinero ni una buena mentira para hacerme pasar como periodista. Si les dijera que escribo para este blog, la única credencial que obtendría sería la de idiota empecinado.
29/10/06
Noche Tumbera en la Facultad de Derecho
Al final la cosa se puso tumbera. Tocó una banda integrada por marineros, que cuando vuelven de la pesca de la merluza se les da por agarrar la viola y hacer un cover de "I saw her standing there", de los Beatles. Hubo cumbia, la gente bailó, se arrinconaron contra la pared, se tocaron en la oscuridad ante la mirada atenta de la militancia, unos muy perseguidos por la asamblea del próximo martes, otros más relajados en una nube de alcohol y citas de Lenin.
26/10/06
Literatura y espectacularización
24/10/06
De niños y agujas hipodérmicas
23/10/06
Karen 0.3 (Iluminaciones)
18/10/06
Polvareda post peronista
El 17 de octubre tuvo a varios relatando con mano candente los hechos de público conocimiento: Terranova abrió con una inmejorable cita sindical; Atomo desempolvó un viejo relato explicando el drama de Perón con sus manos; en Córdoba, Pinchilón Fonseca alternó entre la crónica precisa y un observatorio de medios delicioso, mientras que Vigna se puso el gorilismo al hombro y hasta hace pocos momentos también le inventaba una historia al pistolero del 17.
El General, musa inspiradora absoluta.
17/10/06
El último paseo del Viejo
Cuánta tela para cortar. Había empezado este post con la frase "A todos, un día, nos toca un San Vicente", imaginando a los viejos peronistas con la voz cansina, lagrimeando una jamás esperada última despedida, a los jóvenes peronistas -pichones de sindicalistas con sobres bajo la mesa o militantes rentados- esperando su aún menos esperado adiós; iba a comentar la columna de Pacho O´Donell en Clarín, cuyo miocardio peronista se retuerce entre recuerdos del Che y corbatas de London Tie; en la casualidad de que en mi viaje a España visité otro "San Vicente" canónico: así se llamaba la huerta en la que nació y vivió durante sus últimos años Federico García Lorca, donde entró a reventarlo la Guardia Civil; y mientras el poeta escribía Bodas de Sangre ni se imaginaba que unas décadas después un militar argentino vendría a tomarse el asunto al pie de la letra al casarse con Isabel y abrir el camino, luego de su muerte, para que ese último gobierno de su más directo linaje sea tristemente recordado por la sonrisa bruja de López Rega y el temperamento de anfetas de Isabelita.
En todo eso pensaba cuando las balas empezaron a cruzarse por la pantalla de todos los programas de la televisión, cuando las panzas peronistas con el logo de la CGT y las 62 organizaciones comenzaron a recibir piedrazos a mansalva, y entonces cualquier crónica me pareció ociosa en comparación con este glorioso 17 de octubre que otra vez nos envuelve con fervor, mientras el Queridísimo General desciende desde el cielo envuelto en su manto albiceleste, y radicales y socialistas y maoístas y troskos y guevaristas y negros de mierda y oligarcas detestables y el tufo rancio de la clase media pidiendo a gritos que de una vez por todas el Viejo se hunda esos míseros dos metros bajo tierra.
“Y... subestimar la pasión peronista me parece un error bastante feo”, reflexiona el conductor de TN, y ya no nada más puede decirse.
15/10/06
Karen 0.2
Pasé el día con mamá y papá en el río Grande. Comimos asadito. Lástima que no estaba Titi ni Dami, así me ayudaban a cepillarme los dientes.
12/10/06
Un fanzine de Guy Debord
Esto me pasó la tarde del martes de la semana pasada, mientras caminaba por el único pasillo de la facultad de Derecho. Muy cerca de la puerta del aula magna, un estudiante al que conocía de vista había puesto una mesa de libros de raíz anarquista. Guerra Civil española, Kropotkin, Bakunin, pero también –y no es un dato menor- publicaciones referidas a los mapuches y al problema de la tierra en el sur. Digo que no es un dato menor porque el propio dueño del improvisado stand es mapuche: lo había visto en otras ocasiones en algunos actos reivindicativos junto a otros estudiantes de la facultad que desde aproximadamente dos años vienen realizando una activa campaña sobre, si se permite la paráfrasis, la cuestión mapuche.
Como el tema me interesa, me detuve a mirar en detalle. Y ahí, escondido entre fanzines, encontré una edición artesanal, fotocopiada, del libro de Guy Debord La sociedad del espectáculo. Exactamente igual a un ejemplar que cuatro meses atrás había visto encima de un nylon cuidadosamente dispuesto en el suelo de un rincón del Parque Centenario, en Capital, donde estaba reunido un grupo de unos quince punks muy punks pasándose una damajuana de vino tinto, conversando alrededor de la lona con libritos.
Fue como si el fanzine de Guy Debord se hubiera convertido en el hilo de oro que unía los confusos retazos anarquistas desperdigados en la Argentina: al sur, en Fisque Menuco, un estudiante modesto y callado comparte sus libros con olor a pólvora en una jaula de liberales; 1.200 kilómetros más lejos, en el ruido y la bestialidad porteña, un punk con pinta de reventado hacía algo similar en una plaza con acento a clase media del barrio de Almagro.
Me gusta creer que la coincidencia es productiva en más de un aspecto, y que se ofrece a una interpretación compleja. Que no se trata sólo de comprobar lo aceitada que está la red de circulación de material anarquista en nuestro país, sino de buscar una explicación para esa confluencia de dos experiencias vitales en apariencia muy distintas alrededor de un libro menor, casi olvidado, de un escritor que decidió terminar su vida con un balazo en el corazón, en 1994.
Me pregunto por qué dos formas de la marginalidad terminan anudadas en una bibliografía exótica.
Habrá que leer a Debord y sacarse la duda.
7/10/06
Un mail de Kalamicoy
5/10/06
Milagros inesperados
adentro
4/10/06
Perestroika hija de mil...
Recibí este mail hoy a la tarde:
Dear Friend,
My name is Valentin. I'm student and I live with my mother in city Kaluga, Russia, that is 200km from Moscow. My mother is invalid. She cannot see and shereceive a very small pension from goverment which is not enought even formedications and food.
I work very hard every day to be able to buy the necessities for my mother, but my salary is very small, because my studies still not finished.
Due to the deep crisis authorities stoped gas supply in our district and now we cannot heat our home, because our home-heater works with gas. I don't know what to do, because the weather will be very cold in the next months and the temperature outside can be lower than minus 45 degrees Celsius, as it was in thelast winter.
I am afraid that the temperature inside our home can be very cold and we willnot be able to survive.
I'm very worry and I don't know what I can do in this situation. I collected several e-mail addresses and thanks to the free internet possibility in our local library I decided to appeal to you with a prayer in my heart for a smallhelp. If you have any old sleeping bag, warm blanket, portable stove, warmclothes and shoes, electric water-boiler, canned and dried food, vitamins,medicines from cold (aspirin, paracetamol), any hygiene-products, I will be very grateful to you if you could urgently send it to our postal address which is:
Valentin Mikhailine,
Ryleewa Ulitsa, 6-45.
Kaluga. 248030,
Russia.
El Partido Obrero está organizando peña a beneficio. Si conocen a alguno que haga destrezas criollas, mándenlo así lo sumamos para la causa.
2/10/06
Copate y vení
Una buena coartada
1/10/06
Roots, bloody roots 2
Nuevo Periodismo
34' Dátolo desborda por izquierda y tira un centro muy desviado. La Volpe se desespera en el banco.
33' El juego se reanuda. Boca tiene la pelota y va por la victoria.
32' Baldassi expulsa a un señor gordo que tiene una camiseta de Boca, que se encuentra detrás del arco de Sessa. El juego está parado.
Creo que hay más talento en este pequeña sección que en el resto del diario. Denle un ascenso al pibe que sube el "Minuto a minuto". Se lo merece.
27/9/06
Roots, bloody roots 1
19/9/06
Se viene el Calamar
¿Quién lo hubiera dicho? Desde aquel maravilloso plantel que contaba entre sus filas a orfebres del balón como el Loco Dalla Líbera y el Bichi Fuertes que no veía una campaña tan arrolladora.
Agarrate, bostero, que el campeonato que viene te la damos de dorapa.
12/9/06
Chuta
con el guaton tito, el marco chancho, el martillo. el pala. el almeja y el loko jerry".
Visto hoy, en el nick de MSN de un chileno que conocí el año pasado.
11/9/06
Nacido el 11/S
La foto, aparecida hoy en el New York Times (www.nytimes.com), me hace pensar otra vez en cierto tono melodramático, forzadamente patrioteril, que atraviesa el sentimiento de los norteamericanos por estos días.
Está bien: el 11/S fue una masacre. Pero lo que me inquieta es que una clase dirigente, a cargo del Estado, se apropie de las muertes, finja compasión, y se largue a nuevamente a la empresa del asesinato en otros continentes.
Hay que ser cuidadoso en los recordatorios: mientras un padre llora a su esposa, los halcones de Washington ríen entredientes pensando en la potente utilidad del melodrama para legitimar las operaciones de justicia infinita.
El Zoo de Gelman
peluca/
los piojos de peluca son así/
capaces de morirse de hambre en la mitad de la belleza que
no les da de comer/
pero ellos/ embellecidos por tanta belleza/
se empiezan a sentir otro animal/un jilguerito/tal vez/
que vuela y canta alrededor del día/
un canario más amarillo que el sol/ más ardiente/
un ruiseñor más hondo que la noche en que te conocí
y conocí los dos trabajos del pajarito atrapado/
que son desatarse y atarse/
herir la vida con amor y padecer la herida/
estar purísimo de amor callado y hacer que su silencio le
reviente los tímpanos al mundo/
yerbas de amor cubren al jilguerito/
pero eso no quiere decir nada/
no quiere decir que el canario comerá/
que el ruiseñor no va a morirse de hambre/
estoy hablando de cuando ví tu alma/
y la alegría entró en mí como un desconocido/
y mi alma agradecida tuvo extraños primores/
y te amé duplicadamente/ te amé por vos y por mí/
para este fin de amor fuimos nacidos/
para esta desnudez/
nuestro amor es más raro que un elefante francés/
una vez pasó un elefante francés por el barrio
le sonreía a todo el mundo y decía "bonyur"/ "bonyur"/
pero nadie le creía
dónde se vio a un francés sonreír a todo el mundo/
solamente los chicos se animaban a tocarlo/
le tiraban de la cola para volverlo azul
a mí me gusta la palabra necesidad en italiano/
necesidad en italiano se dice bi/sogno/
o sea te bi/sueño/ mujer que necesito
dos veces/ y otras más/
este amor es más difícil que cagar en un frasquito/
te amo con todas mis fuerzas sin comprender la verdad/
voy de la furia a la dulzura/ de la dulzura a la pena/
con cataratas en el ojo del alma/
8/9/06
Take it easy
- Bárbaro, la verdad. ¿Y vos?
- Igual. Desbarrancándome.
7/9/06
Potencia
5/9/06
La SSole
3/9/06
Regreso con Gloria
Ya volví, y con buena estrella.
Era Guido Suller, el hermano de Silvia, ex-cuñado de Soldán.
Nunca se es supersticioso hasta que pasa una cosa de estas.
Si este año termina bien, en el 2007 fundo la Iglesia Sulleriana.
23/8/06
Rua do Absinte
Tuve que venir hasta Porto para encontrar por fin un bar en donde pasen música como la gente (como la gente bien como uno, quiero decir).
Hace unas noches atrás estuvimos en un bar de la Ribeira -una explanada pegada a la costa del Río Douro que está justo al lado del puente Luis I, que se ve aquí en la foto- y conocimos a unos portugueses de primera. Nos dieron de probar absinte, 57º de locura lusitana que nos bebimos cuando la llamas del alcohol apenas se extinguían en el vaso. Y escuchamos Pearl Jam, y Deftones, y Tool, y estaba muy bien.
Y además el resto de las cosas, que por allí no vemos: entrar a una Iglesia a las cuatro de la tarde, un calor insoportable, y ver la luz de un vitraux proyectada sobre los bancos (casi como que esa imagen aurática dieran ganas de volver a creer en Dios); y los mozos, que como casi todo el mundo aquí tardan horas enteras en llevarte el pedido a la mesa.
Así las cosas. Esta noche nos vamos a Lisboa, dormimos en el tren, y después quien sabe. Sólo espero que no se haya derrumbado la casa de Fernando Pessoa, y que encontremos alguna obra de teatro en portugués digna de verse (aquí en Porto no estaremos para el estreno de una obra escrita por Jean Genet, hecha por un elenco llamado "Os Negros").
O sea que todo genial, excepto aquellos momentos en los que recuerdo que tengo algunas cosas pendientes en Argentina. Pienso si me darán asilo aquí en Portugal, aduciendo persecución política de mis fantasmas personales (ellos me corren a mí, hurgan mis pertenencias por las noches, tocan a mi puerta, me escondo, finjo no escuchar, pero siempre terminan tomándome del cabello, sacudiéndome por el suelo).
Ahí nos vemos.
19/8/06
Portugueáte ésta
Da igual, compañeros. Perón se debe haber sentido igual en algún momento de su vida. Claro que él no tenía bitácora, pero sí vocación panfletaria y una plaza llena de gente entusiasmada con Hugo del Carril y algunas reivindicaciones salariales.
¿Y todo este desvarío, este claro e impactante análisis político, para qué?
Para nada... para contarles que mañana me voy a Vigo, en Galicia, a tomarme un bus que nos llevará a mí y a Ana a Porto, en la vecina Portugal.
No sabemos portugués, pero sé decir Maradona.
Vamos a llegar hasta Lisboa. Visita obligada a la casa de Pessoa e investigación a fondo entre los bares lusitanos en busca de absentha, el hada verde que bebieron Rimbaud y Baudelaire y terminaron en cualquiera (en cualquiera bien, obvio).
Ana me dice desde acá al lado que "somos los peor". Me acusa de estar en la máquina. Quiere ir a escuchar rock gallego.Y yo acá, queriendo dejar un par de letras en el vacío.
Ana siempre es la más sensata de los dos. Por eso me voy ya. Tiene una carita de turrón insoportablemente rica.
16/8/06
El Comando del Pulpo
Drogas y cara de orto seguro, pero de hospitalidad mejor ni hablemos. "¿Queréis venir por aquí, por favor?", exclamó el gitano de Barajas mientras la cruz de oro se bamboleaba sobre los pelos del pecho que asomaban sobre su uniforme. Y yo que le doy mi pasaporte, y lo miro, y lo imagino bailando flamenco, y me imagino a todo el aeropuerto de Barajas bailando flamenco; me someto a la fantasía de pensar que ahí afuera, en la cinta donde se transportan las maletas, hay tortillas y toros apareándose bajo el cachondo sol de Madrid en agosto.
Cuando hube recogido mi mochila, enfilo para la salida y me encuentro a un colorado que viajó al lado mío en el avión.
Argentino.
Dice que vivía seis meses en Marbella (sí, Marbella) y seis en Villa Gesell. Dudo si creerle o no. A diez mil metros de altura, me contaba que en España las cosas salían baratas. "Es más", me dijo, "esta remera que tengo puesta, así como la ves, me salió 10 euros". Luego de echar un vistazo a ese retazo verde, naranja, con una leyenda en inglés hecha con goma, me resulta inevitable pensar en las terribles consecuencias que dejó el menemismo para el buen gusto de los argentinos.
Así que ahí me deseó buena suerte, y enseguida me encontré con Ana, que venía brincando como una gacela a echarse en mis brazos y yo a echarme a los suyos. (Debería ampliar algunos detalles de la conversación, lo sé, pero podemos dejar esto para otro momento).
Estuvimos cinco días en Madrid, alojados en la casa de unos amigos de Ana que estudian allí. Dedicamos buena parte de nuestras horas a conversar, mientras fumábamos tirados encima de un colchón en una habitación semi vacía, en el barrio de Cuatro Caminos. Ese lugar es lo más parecido a un ghetto que conocí en mi vida. Cubanos, colombianos, ecuatorianos, senegaleses, marfileños... todos en la calle, o en la vereda chupando birra toda la puta tarde.
Y en el Metro lo mismo: un festival racial del que nadie, excepto yo, parecía sorprenderse demasiado. Durante los primeros días yo era una virgen violada por las imágenes de una Europa inmigratoria. Como me comentaría un madrileño más tarde: "España necesita de la inmigración. ¿Quién vendría, si no, a hacer el trabajo que nosotros no queremos?".
Paseamos por los jardines del Museo del Prado, fuimos a ver jazz al Café Central, estuvimos en la Plaza Mayor y en la Puerta del Sol, donde todas las fiestas de fin de año los madrileños se juntan a comerse las doce uvas, una por cada mes del año. Otra noche fuimos al barrio de Lavapiés: cenamos en el restaurant de unos libaneses y luego nos arrimamos a hacer un "botelleo" a la plaza del lugar. Mucha gente, casi todos en pedo. Me cruzo con un negro (negro mal) que me empieza hablar y yo que le contesto. "Argentino, ¿eh? La pampa, Mendoza, Boludo, la pampa, Maradona, la pampa, Mendoza, Pelotudo". No sabía si alegrarme porque el subsahariano al menos sabía que tenemos algo llamado Pampa, o mandarlo a la mierda por quemapelos.
Y luego fuimos a Atocha, donde me puse a preguntar cosas para escribir algo sobre los atentados del 11 de marzo de 2004. Silencio total. La estación es hipermoderna y gigante. Pero hay como un manto de silencio bastante impresionante. Aún así hay tela para escribir algo.
Aprovechamos ese día para sacar el boleto de tren que nos traería a Galicia, donde nació Ana y donde viven sus abuelos. Desde aquí les escribo ahora mismo. Caímos hace una semana a Guamil, un pueblito de -como le gusta llamar a Mariluz, la madre de Ana- la "España profunda". Cada vecino guarda una copia de la llave de la Iglesia del pueblo. Y se come de una manera que no vi jamás en mi vida. Ayer fue la fiesta del pueblo y hubo vermouth, calamares, pulpo, langostinos, carne de cerdo, de cordero, vino tinto, vino blanco, y de postre tarta y arroz con leche.
Galicia rules.
Pero se estuvieron quemando un par de bosques aquí cerca, y casi que no se conversaba de otra cosa. Hoy empezó a llover y los gallegos están contentos.
Por estos días comenzamos a pensar en lanzarnos a Portugal, que está a menos de una hora de viaje por tierra desde aquí. Vamos a Lisboa seguro, pero antes daremos una vueltecita por el norte del país.
Y esta crónica es mezquina, porque la verdad es que estoy "flipado" con las cosas que se piensan y se ven en este lado del mundo. Hasta quizás me vean dentro de poco afiliado al Bloque Nacionalista Gallego, o a la ETA, o en un barco de marroquíes ilegales, con tal de que un rayo me paralice un poco más en España.
¿Y Argentina?
Hay días en los que se me aparece como una maldición deliciosa.
3/8/06
Carroña
con la Caras en la mano
Como meterse a hurgar con el pico
las tripas de una vaca muerta
en la ruta a Piedra del Aguila.
Así he creado mi blog, a 6 horas y media de irme para España.
No cambio más.
Brazo Armado
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